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26 noviembre 2006

Los trastornos de ansiedad, asociados a enfermedades físicas

Hace tiempo que los expertos reconocen una asociación entre la depresión y las dolencias físicas, aunque la evidencia de una relación entre la ansiedad y la salud física es más reciente, de acuerdo con las últimas investigaciones. En este estudio, investigadores canadienses analizaron datos de casi 4.200 personas que formaron parte de la encuesta de salud alemana entre 1997 y 1999. Los participantes se sometieron a un examen físico y llenaron un cuestionario que inquiría sobre 44 condiciones de salud específicas. También llenaron una encuesta sobre la calidad de vida que medía factores como la función física, el dolor y la salud general. Los participantes también se sometieron a entrevistas psiquiátricas diseñadas para detectar trastornos de ansiedad, tales como trastorno de pánico, fobia social, trastorno obsesivo compulsivo y agorafobia (miedo a estar en una situación en que pueda ocurrir ansiedad o pánico y ser incapaz de salir de esa situación). De los participantes del estudio, 1913 hombres y 2268 mujeres, el 8.4 por ciento tuvo un trastorno de ansiedad en el mes anterior y el 60.8 por ciento tuvo un problema físico. Los investigadores hallaron que tener un trastorno de ansiedad estaba asociado con tener cualquier tipo de dolencia física. La mayoría de la gente que tenía un trastorno de ansiedad y un problema físico desarrollaba primero el trastorno de ansiedad y tendía a tener una peor calidad de vida que las personas que tenían solamente un trastorno de ansiedad o una dolencia física. "Los mecanismos de la asociación entre los trastornos de ansiedad y las dolencias físicas aún se desconocen, aunque varias posibilidades deberían ser consideradas", escribieron los autores del estudio en la edición del 23 de octubre de la publicación Archives of Internal Medicine. Por ejemplo, tener una enfermedad física podría causar preocupación y ansiedad que con el tiempo se vuelve lo suficientemente seria para calificar como un trastorno de ansiedad; tener un trastorno de ansiedad podría desencadenar cambios biológicos que contribuyan a una enfermedad física; o a una tercera condición, como el abuso de sustancias, que podría estar relacionada con el trastorno de ansiedad y una enfermedad física. "Aunque se han incrementado los esfuerzos para reconocer y tratar la depresión de las personas con enfermedades médicas, nuestros hallazgos subrayan la necesidad de crear programas similares para reconocer y tratar los trastornos de ansiedad en estos enfermos", escribieron los autores.
Estos últimos avances comentados en el campo de los trastornos de ansiedad tendrían gran relevancia también en España si fuésemos capaces de diagnosticarlos debidamente, sin embargo aquí los problemas de ansiedad siguen siendo una de las causas más frecuentes en las urgencias hospitalarias. Sólo en el año 2005 se consumieron en España 35 millones de fármacos del tipo ansiolítico o tranquilizante y el gasto en antidepresivos superó los 75 mil millones de las antiguas pesetas. Un 21% de los pacientes que acuden a los centros de atención primaria consume algún tipo de psicofármaco, lo que supone que el consumo de este tipo de medicamentos ha aumentado en un 260% desde 1971. El dinero gastado en nuestra salud se debe considerar como bien empleado, pero cuando se gasta por falta de medios o capacidad para un diagnóstico correcto se convierte en despilfarro. Un paciente con trastornos de ansiedad sufre terriblemente, aunque su supervivencia no está en peligro, y no debería ser así si estuviese bien informado y sobre todo bien medicado. Se agolpan en urgencias, pero aquí no hay tiempo para explicarles cuál es su problema y que su preocupación es la causante de sus propios síntomas. Los médicos de atención primaria no siempre detectan este tipo de patología y casi nunca los curan. Con los 7 minutos de consulta por paciente (de media) tampoco tienen tiempo de explicar nada y menos para escucharlos. Con esta falta de información los pacientes no confían en el diagnóstico y aquí comienza un periplo de visitas a especialistas de todo tipo en busca de una solución, lo que supone un enorme gasto en recursos y una prolongación de su sufrimiento.
¿Y qué pasa cuando por fin llegan a salud mental? Aquí están los verdaderos especialistas en la materia, es decir, los psiquiatras y psicólogos, por fin. Pues en realidad más de lo mismo. De entrada hay una gran saturación como en el resto de especialidades y faltan recursos y profesionales. Lo lógico sería que los enfermos fuesen atendidos por los dos especialistas, pero esto sucede pocas veces, sólo le atenderá uno de ellos, y no piensen que las visitas serán semanales, con un poco de suerte cada seis semanas. Y eso de sesiones de 1 hora como mandan los cánones ni hablar. En España ya se ve como normal que los pacientes de psicología se paguen sus propios tratamientos, pero no todo el mundo puede, y además pagamos mucho dinero por una sanidad digna. Pero claro, si en España no somos capaces de diagnosticar correctamente un trastorno de ansiedad, es difícil que sepamos que existe una relación entre este tipo de patología y ciertas enfermedades físicas, como muestran las últimas investigaciones médicas.

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