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02 noviembre 2006

Los ataques de pánico afectan a gente cada vez más joven

Según los especialistas, solía registrarse en personas de entre 30 y 40 años. Ahora los afectados son de 18 en adelante. La crisis de la figura paterna y los problemas económicos, los motivos de esta patología. Cada vez son más jóvenes las personas que sufren ataques de pánico, una patología que según los especialistas solía diagnosticarse entre los 30 y los 40 años y en las últimas décadas se volvió frecuente sobre el final de la adolescencia y principios de la adultez. Los psicólogos consultados señalan que la falta de expectativas para integrarse a un mercado laboral excluyente y la presión que ejercen las sociedades modernas que incitan a consumir pero ofrecen pocos recursos económicos para hacerlo son factores que inciden fuertemente entre los jóvenes, que atraviesan un período de cambio e incertidumbre. También mencionan una "figura paterna en crisis", con graves dificultades a la hora de poner límites y que, atravesada por altos índices de desempleo, perdió la legitimidad que le otorgaba ser el sostén económico del hogar. Los obstáculos que presenta el mercado laboral no sólo afectan a los adultos sino que recaen de lleno sobre los jóvenes en especial, aquellos que terminan el secundario y tienen que empezar a definir su futuro. Para la psicoanalista Alicia Díaz Farina, esto se ve reflejado en la falta de confianza para construir un proyecto de trabajo y de pareja. "Los modelos adultos están bastante complicados", señala Díaz Farina y destaca que la incertidumbre que genera la falta de trabajo y los modelos familiares endebles, dificultan el crecimiento de los jóvenes. El presidente de la Asociación Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Argentina, Hugo Pisanelli, confirma que en los últimos cuatro años, buena parte de los pacientes que presentan síntomas propios de los ataques de pánico oscilan entre los 18 y los 30 años, una tendencia que revirtió la generalidad de las consultas que habitualmente se hacían a partir de esa edad. Pisanelli explica que a diferencia de las fobias, el pánico no se relaciona con ningún objeto determinado: es una fuerte crisis de angustia desencadenada por factores económicos, afectivos o sociales que impactan en personalidades que por cuestiones biográficas, están predispuestas a reaccionar de esa manera. "El ataque de pánico es lo que (Sigmund) Freud describió, a principios de siglo, como una angustia masiva que genera sudor, palpitaciones, taquicardia, diarrea y una fuerte sensación de muerte", detalla la psicoanalista Mariana Davidovich, coordinadora docente del Centro Psicoanalítico DOS. Para Davidovich, "el pánico es la muerte del deseo" atiborrado de objetos. "No es posible desentendernos de la época que vivimos -dice-, atravesada por un sistema capitalista que promueve la diversión, el consumo y la falta de pensamiento crítico para evitar la angustia y taparla con objetos". Según un relevo que hizo el Centro DOS entre agosto de 2005 y agosto de 2006, las consultas por ataques de pánico entre los 18 y los 30 años aumentaron en un 30 por ciento. Davidovich, Pisanelli y la coordinadora del departamento de adolescencia del Hospital Zubizarreta, Inés Valeiro, coincidieron en que otro de los factores que explicarían el fenómeno es una cierta "declinación de la función paterna". "La crisis económica hizo que muchos jefes de familia se quedaran sin trabajo", afirma Valeiro y explica que uno de los pilares de la función paterna que era la posibilidad de llevar el sustento diario, "cayó y los hombres entraron en crisis". "Los adultos se declaran impotentes frente al desafío que les plantean los adolescentes, se retiran y los dejan huérfanos de valores, de autoridad y de apoyo", continua. No obstante, la referente en adolescencia del Zubizarreta indica que en los servicios públicos de salud mental, "lo que más se ve son patologías del acto como trastornos de la alimentación, dificultad para controlar los impulsos y situaciones de violencia" que afloran como síntomas de conflictos que muchas veces, están ligados a problemas económicos. En esos casos, explica, la angustia aparece "legitimada", en tanto en las clases medias y altas, con acceso a consultorios privados, es más frecuente detectar adolescentes que tienen resueltas sus necesidades básicas y sin embargo, están angustiados "sin motivos aparentes".

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