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05 diciembre 2008

Beber y ansiedad alrededor del mundo

Esta primavera he tenido la oportunidad de observar las diferentes formas de ingerir alcohol en diferentes áreas culturales: Canadá, Irlanda y Portugal/España. El uso del alcohol –y sus consecuencias- no podrían ser más distintos dependiendo de cada lugar.
Mientras que algunos colegas psicólogos enfatizan en el hecho de que la humanidad se comporta del mismo modo a través de la historia y alrededor del globo, me inclino a pensar de forma muy distinta. La forma de beber y sus consecuencias en cuanto a ansiedad en estos tres lugares son mundos aparte, casi como si las personas perteneciesen a especies diferentes.
En Canadá.-
Conocí a personas viviendo en circunstancias casi precarias en valles maravillosos. En general, no existía familia que no estuviese afectada por el abuso de alcohol (y drogas) afrontados todos ellos a los mismos problemas que las personas residentes en naciones del primer mundo. Incluso algunos educadores me describieron vidas de hermanos en una misma familia totalmente hundidas por las adicciones.
Y lo que es peor y más sorprendente incluso cuando la generación de más edad logró integrarse con éxito, sus hijos cayeron en la adicción. En ocasiones, el abismo cultural y la ansiedad que genera la sociedad occidental parece insalvable—la separación total es también imposible, más aún en la era electrónica moderna. En este contexto, la única alternativa a la adicción es la abstinencia total—nunca se me ofreció una bebida alcohólica mientras estuve allí.
En Irlanda.-
El cambio también está en marcha. La vida moderna de los pubs continua, pero con algunos cambios para bien y para mal. Aunque para un americano los hay en todas partes, los nativos más ancianos describen su situación como en declive. En los centros urbanos éstos se han convertido en locales de entretenimiento—con pantallas de video por todas partes- con el propósito de atraer a los más jóvenes y consumidores de fin de semana.
La forma de beber irlandesa es profundamente ambivalente: el pescador como salida para olvidar las preocupaciones y la ansiedad de la vida cotidiana y, por otra parte, en las últimas horas de la noche--en una charla de escritores a la que acudí-- los pubs se llenaron de una convivencia bulliciosa.
Pero hay consecuencias. Para una escritora, bebedora de cerveza, aquellos que se sientan en un pub durante toda la noche dejan también solos en casa a sus familias. Al propio tiempo, un taxista me dijo que había dejado de beber a la vez que recordó las interminables noches con vecinos y amigos en el pub local. Reconoció la existencia de alcoholismo en Irlanda pero al mismo tiempo lo definió como un elemento aglutinador de la población irlandesa. Un considerable número de líderes políticos irlandeses son propietarios de estos establecimientos.
En España y Portugal
El alcohol es visto como un placer aceptado en todas las situaciones de la vida social. Negarse a beber vino durante o un licor después de una buena y abundante comida es casi incomprensible, incluso hablando de los adolescentes. Al contrario de los demás países, no observé ni oí acerca de gente que bebiera en exceso específicamente y exclusivamente por el simple hecho de beber.

¿Qué nos dice todo ello sobre el alcohol, las drogas o abuso de sustancias en los humanos?
En realidad, la actitud y el comportamiento hacia incluso las sustancias más potentes son infinitamente flexibles. Las formas de pensar y ser ante el uso de sustancias parecen ser ordenadas por la naturaleza y lo que es bueno para unos es inadmisible para otros.

Los seres humanos no son buenos en imaginar formas de vida diferentes a la propia y parafraseando a George Bernard Shaw, “el bárbaro es el que confunde las costumbres de su propia isla por las de las leyes del universo”.
Por Stanton Peele en Addiction in Society