Anuncio

27 diciembre 2007

Segunda Parte de “¿Soy Normal?”

Las personas con una personalidad de evitación, por ejemplo, pueden ser personas sumamente caseras que gustan de la rutina y escasas amistades o pueden rehuir los riesgos o las actividades nuevas por miedo a fallar o a la humillación y ansiedad que ello les produciría. El primero tiene una personalidad estilo evitación, el segundo un trastorno de personalidad de evitación. Asimismo, las personas con una personalidad histriónica pueden disfrutar de conseguir la atención de los demás y ser de alguna forma dramáticos en la forma de comportarse, aunque capaces de ceder su protagonismo a otros si es preciso. Aquellos con trastorno de personalidad histriónica insisten en ser el centro de atención y tienen también trastornos emocionales, sus sentimientos son poco profundos e incluso cambiantes y pueden tener serias dificultades en conectar íntimamente con los demás.
¿Cuál es pues la diferencia entre estilo y trastorno de personalidad? Un indicador es, simplemente, el extremo: El trastorno de personalidad hace que la persona piense, sienta y actúe en formas que le lleven al límite de lo que el resto de la gente experimenta. El segundo podría ser la inflexibilidad.
Randolph Nesse, psiquiatra de la Universidad de Michigan, dice “La mayoría de nosotros nos sentimos a veces enfadados y a veces cariñosos, a veces felices o a veces no; pero las personas que sufren trastornos de personalidad siguen haciendo las mismas cosas una y otra vez. Su paleta emocional no varía, es monocromática. Están como enganchados, incapaces de responder de forma fluida a las circunstancias cambiantes. Su funcionamiento diario está también deteriorado. La evaluación clínica de alguien con trastorno de personalidad debería responder a dos preguntas: ¿La personalidad del paciente ha contribuido a una pérdida de relaciones personales?, ¿lo ha hecho en cuanto a su vida profesional?
Thomas Widiger,psicólogo de la Universidad de Kentucky que diagnosticó a Nicolás “el Tiburón”, añade una medida subjetiva: ¿Cuánta angustia siente la persona como resultado de sus problemas de personalidad? Si estas distinciones parecen menos negro o blanco que sombras de gris, lo son y, en efecto, muchos psicólogos están cambiando del viejo "lo padece o no" (modelo categórico) al modelo con más matices “dimensional”. En éste, la personalidad se coloca en un continuo, con rasgos de personalidad saludable en un extremo, trastornos de personalidad en el otro e innumerables gradaciones en medio.
La línea divisoria entre normal o no se convierte en menos importante en el nuevo modelo dimensional. "No creo que sea útil trazar una linia”, declara Johns Hopkins psiquiatra dela Universidad Gerald Neustadt. "¿Cuál es el propósito de tener un diagnóstico? Tratar a la gente y ayudarla, por lo que cuando alguien viene a uno con un problema en el dominio de su personalidad, intento entender sus rasgos y cómo le han llevado a tener problemas”. Lo que cuenta más es reconocer que la dificultad del paciente reside en el “dominio de su personalidad", dice Neustadt.
Los problemas de personalidad son diferentes en su naturaleza a otras clases de trastornos mentales, como la depresión o la ansiedad. Los trastornos del carácter tienen una raíz más profunda y amplia—incluso con mayor dificultad de tratamiento debido a que tan solo están íntimamente ligados a la propia persona.
Pero las implicaciones del nuevo trabajo sobre los trastornos de la personalidad van más allá deldiagnóstico limitado. Representa un cambio sustancial sobre cómo vemos la salud y la enfermedad psicológica. Como dice Thomas Widiger, "Los patrones encontrados en los trastornos de personalidad son realmente rasgos distribuidos a través de la población y todos los tenemos en un grado mayor o menor”. Las nuevas investigaciones sugieren que la psicopatología no sea extraña o poco familiar sino más bien reconocidas como humanas, una extensión de lo que todos experimentamos. Se podría suavizar que todavía lleva implícito las enfermedades mentales.
Los nuevos tratamientos reducen paulatinamente cada elemento de las raíces biopsicológicas de los trastornos de personalidad. Medicamentos como los inhibidores de la serotonina pueden actuar sobre los desequilibrios bioquímicos. Las terapias interpersonales y psicodinámicas se encargan de los componentes psicológicos del trastorno, estimulando a la persona a reflexionar sobre sus experiencias pasadas y ayudarle a desasirse de las influencias que le atan en el presente. Los ejercicios dialécticos y de comportamiento cognitivo (en los que la persona aprende a cuestionar sus propios impulsos) intentan intercambiar el patrón de premio y castigo externos en favor de una conducta más controlada y constructiva. El nuevo paradigma integral, informa Sperry, ha transformado las “actitudes” clínicas de la desesperanza al optimismo.
Desde el inicio, los rasgos de la personalidad antisocial de Nicolás “el Tiburón” presentan retos especiales. “No tenía demasiados deseos de crecimiento o propia mejoría moral o psicológica”, indica Widiger, ya que su labia y presunción alcanzaban un entendimiento auténtico difíciles de lograr. Widiger se aprovecha de la ambición de Nicolás, de su naturaleza competitiva retándole a alcanzar formas que limiten el uso de drogas y de su adicción al juego, usando técnicas tomadas de la terapia cognitiva conductual, los psicólogos y pacientes idean “mantras” personales que Nicolás deberá repetirse al enfrentarse a una tentación. “Esos “mantras” pueden resultar superficiales a los demás”, reconoce Widiger, “pero a Nicolás, pueden resultarle efectivos, significativos o incluso inspiradores”.
Fin Segunda Parte "¿Soy normal?"

20 diciembre 2007

¿Soy Normal?

Primera Parte de ¿Soy normal?

Le llamaban “el Tiburón”.
Nicolás, un abogado de 26 años está orgulloso de su apodo y de la rudeza que inspira. Seguro de sí mismo y a la vez encantador, puede ser también arrogante, manipulador y engañoso—no ve nada malo en estas cualidades que ve útiles para tener éxito en los casos que lleva entre manos y con las mujeres. Más tarde, sin embargo, su carácter entra en una espiral de problemas. Empieza a consumir cocaína. No puede resistir la tentación de acudir a clubes de “estrip-tease” y casinos. Ya se ha casado y divorciado dos veces. Incluso los éxitos en su carrera se han visto en peligro por su hábito de hacer proposiciones a compañeras de trabajo. Nicolás piensa asistir a la consulta de un psicólogo, ya que su ansiedad le perturba terriblemente. Una vez allí indica que tiene una personalidad “antisocial”: de forma constante y a menudo no tiene ningún escrúpulo en anteponer sus propios intereses al de los demás. Las tendencias antisociales de Nicolás impregnan su forma de ser—como todo ser vivo con una personalidad narcisista: no puede ver pasar su propia grandiosidad sin que sea suficientemente valorada o en cuanto a su personalidad obsesiva: no puede levantar sus ojos de sus tareas que suelen ser meticulosas y exactas.
La idea de que la naturaleza humana puede ser refractada a través de peculiaridades de la personalidad—grupos distintivos de pensamientos y sentimientos que alteran las acciones personales—ha sido considerada durante un largo período de tiempo, aunque está cobrando un nuevo impulso. Por un lado, nos da una alta definición de los caracteres humanos y su gran variedad. También alienta nuevas apreciaciones sobre la diversidad de influencias en comportamientos, desde genes hasta estilos de vida.

Como resultado de ello, la nueva visión de la personalidad indica una revolución en la forma en que vemos los trastornos, marcando un paso adelante desde las rígidas categorías de la patología a un sentido más orgánico de la forma en que las personas encajan en su mundo. Después de todo, ¿no se supone que todos los abogados son agresivos?, ¿no se considera que todos los actores son narcisistas? y ¿no son los contables y los editores recompensados por su compulsiva atención a los detalles?

Durante muchos años los problemas graves de carácter y personalidad se creía que eran en extremo raros y, lo que es más, se miraban como imposibles de tratar. Los trastornos de personalidad quedaban recluidos en su propia parcela patológica.

Pero una nueva avalancha de teorías, servicios y técnicas está en la actualidad barriendo las antiguas presunciones en cuanto a personalidades problemáticas. Las disfuncionales parecen ser en realidad muy comunes, afectando alrededor de 30 millones de americanos—una persona de cada siete. Esta mayor conciencia sobre el incremento del problema ha proporcionado avances importantes en su comprensión y tratamiento, así como un nuevo amanecer de lo que llamamos enfermedad mental. Lo más sorprendente es que los investigadores han acumulado evidencias con respecto a que la línea que separa la personalidad normal o no es mucho más sutil de lo que se imaginaba. Ello puede significar que nuestra concepción de enfermedad mental debe revisarse—y que la gente “normal” suele tener también rasgos de trastorno mental. La perspectiva puede ser una distinción entre estilos de personalidad y trastornos de personalidad. Cualquier patrón específico de pensamiento y sentimiento puede expresarse como sano, peculiar, estilos de personalidad o expresadas de una forma más florida como trastorno de personalidad diagnosticable clínicamente. Los psicólogos reconocen 10 tipos distintos de personalidades que, al manifestarse de forma intensa, representan a su vez 10 trastornos de personalidad diferentes.
Fin Primera parte

18 diciembre 2007

Ansiedad y obesidad

Un estudio reciente demuestra que las personas obesas tienen más probabilidades de padecer trastornos de ansiedad y de personalidad, comparadas con las que no lo son. Sin embargo, no está claro si la obesidad ocasiona estos problemas o si los desordenes psiquiátricos provienen de la obesidad en sí misma.
"Es un camino de dos direcciones", comenta el Dr. Gregory E. Simon del Center for Health Studies, Group Health Cooperative en Seattle.
"La persona que vive con ello diariamente, lo sabe, añade. Nosotros nos limitamos a poner números desde una perspectiva de salud pública".
Simon y su equipo efectuaron este estudio de una muestra representativa de 9.125 hombres y mujeres que proporcionaron información detallada sobre su salud mental mediante entrevistas personales.
Las personas con una masa corporal de 30 ó mayor tenian el 21% de probabilidades de experimentar una depresión mayor en un momento de sus vidas, comparados con las personas delgadas; así como también aumentaba el riesgo de padecer un trastorno bipolar en un 47%, y también un 27% más propensas a padecer un trastorno de pánico o agorafobia (el miedo a estar en lugares donde sea dificil conseguir ayuda, como en medio de una multitud, al traspasar un puente o encontrarse solo fuera de casa).
El mismo estudio, no obstante, demuestra que las personas obesas tienen el 22% menos de probabilidades de sufrir un trastorno de abuso de subtancias.
Entre estas asociaciones, no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres.
Sin embargo, comprobaron que la asociación entre obesidad y trastornos de personalidad era estadisticamente significativa solo entre blancos no hispanos y aquellos con 12 o más años de formación académica. La obesidad es menos común entre esos grupos, indica Simon, pudiendo ser debido a que está más duramente estigmatizado y por ello más susceptible de causar depresión.

Él y sus colegas, se hallan ahora en medio de una investigación adicional sobre cómo la obesidad puede influenciar en la salud mental y viceversa, comprobando dietas y actividad física.

Por Anne Harding
NEW YORK (Reuters Health) -
Fuente: Archives of General Psychiatry, July 2006.

05 diciembre 2007

!Bienvenido, chocolate negro!

Disfrute del chocolate negro, tenga una vida sexual plena, coma alimentos crudos y pescado para desayunar y podrá así dar un impulso considerable a su capacidad cerebral, dicen los autores de un nuevo libro.
El psicólogo cognitivo Terry Horne y el bioquímico Simon Wootton, coautor de Teach Yourself: Training Your Brain (Enséñese a usted mismo: Ejercite su mente), indica que las elecciones de estilo de vida son cruciales para mantener en condiciones óptimas su salud mental.
Los autores dicen que el libro está basado en las recientes y más importantes investigaciones científicas realizadas en todo el mundo sobre ansiedad.
"El estilo de vida puede aumentar su potencia cerebral –ayudando a crear las condiciones químicas adecuadas en su cerebro”, dice Horne.
También comenta que el cerebro se asemeja más a una industria química que a un computador.
"Usted puede crear las condiciones óptimas en su cerebro; en realidad, no es una víctima pasiva de sus genes”, asevera.
Los autores están en contra de la opinión de aquellos que creen que es inevitable experimentar una disminución de las habilidades cognitivas a partir de los 17 años en adelante.
Con una elección cuidadosa de su estilo de vida “puede crear más capacidades cognitivas”, dice Horne.
Ofrecen una lista sobre qué hacer y qué no e insisten en que las personas pueden efectuar una actitud activa por lo que hace al mantenimiento de la agilidad de su cerebro y su ansiedad. La mayoría son de sentido común:
“El estrés no es bueno para sus pensamientos”
“Evite la toma excesiva de alcohol”
“Evite fumar cualquier tipo de sustancia”
Lo más curioso es que los autores incitan también a los lectores a evitar los culebrones y Horne dice: “No se mezcle con gente negativa, desengañada o que siempre se esté quejando por todo”.
El libro está lleno de consejos prácticos sobre cómo mantener el cerebro en perfecto funcionamiento.
“Los alimentos crudos y el pescado son buenos en el desayuno”
“El chocolate negro es también bueno porque contiene muchos de los elementos químicos presentes cuando el cerebro está pensando correctamente. Relaja los músculos alrededor de sus vasos sanguíneos y mejora realmente el fluido de la sangre en su cerebro”.
Luego, investigaron acerca de las siete fases del sexo desde el inicio hasta la sensación de bienestar posterior. “En cuatro de estas siete etapas vimos la misma química que ayuda en el proceso del pensamiento”, define Horne.