Los ataques de pánico los padecen más del 20 por ciento de la población. Acompañados de la agorafobia, son excesivamente invalidantes y angustiantes, deteriorando la calidad de vida. Especialistas y protagonistas de la Fundación Fobia Club explican de qué se trata.
”Tengo 49 años de existencia y diez de vida“ comienza con firmeza Adriana Comas: "Viví más de 17 años con ataques de pánico y llegué a tener más de una docena por día. Cuando llegué a la Fundación Fobia Club, después de leer un testimonio en una revista, hacía seis meses que no salía de mi habitación y ni siquiera me bañaba; menos aún cuidaba de mi marido y mis hijos“.
El infierno padecido por quienes tienen trastornos de ansiedad y más específicamente trastorno de pánico, pertenece a un mundo no conocido por nadie más y, tal vez por eso, tan incomprendido. "Cuando me curé y mis hijos dieron testimonio entendí lo que sentían y lo duro que también todo esto había sido para ellos", narra Adriana.
Los tiempos actuales y la sociedad en su conjunto, con responsabilidades compartidas, son los responsables de que los individuos vivan y sufran la vorágine diaria a la que, ni psicológica ni físicamente, están preparados para enfrentar con tanta cotidianeidad.
Las personas, sin notarlo, viven un alerta continuo producto de las exigencias laborales, las económicas y las crisis de vínculo naturales de las relaciones interpersonales. Tanta adrenalina un día se vuelve en contra y como una disfunción, los trastornos característicos del estrés aparecen con un pronóstico de arduo esfuerzo para contrarrestarlos.
El médico psiquiatra Ricardo Arriaga explica que un 20 por ciento de la población sufre la enfermedad, la cual pertenece a un grupo denominado ”trastornos de ansiedad“, dentro del que se encuentran fobias, ansiedad generalizada, estrés postraumático y trastorno obsesivo compulsivo entre otros. ”Un episodio de ataque de pánico consiste en una situación que aparece súbitamente y el paciente tiene la impresión de una muerte inminente, de que algo muy malo le va a pasar y comienza a tener taquicardias, hormigueos, dolor de pecho y opresión y malestares intestinales y neurológicos, con una duración de aproximadamente diez minutos“, detalla Arriaga. La frecuencia de este sufrimiento puede ser anual, mensual, semanal o diaria dependiendo de cada paciente, sin que estas variedades representen un diagnóstico diferenciado. Por otra parte, la existencia de estos episodios desesperantes comienzan a invalidar a las personas que lo sufren, ya que desarrollan lo que se denomina "fobia". En consecuencia se dejan de hacer las actividades comunes cotidianas por miedo a que sobrevenga un nuevo ataque de pánico. Es lo que los profesionales denominan comunmente "miedo al miedo", sensación que comienza a traer grandes trastornos en la vida de los panicosos porque les impide trabajar, hacer las compras, conducir un auto y un largo etcétera.
El médico psiquiatra Ricardo Arriaga explica que un 20 por ciento de la población sufre la enfermedad, la cual pertenece a un grupo denominado ”trastornos de ansiedad“, dentro del que se encuentran fobias, ansiedad generalizada, estrés postraumático y trastorno obsesivo compulsivo entre otros. ”Un episodio de ataque de pánico consiste en una situación que aparece súbitamente y el paciente tiene la impresión de una muerte inminente, de que algo muy malo le va a pasar y comienza a tener taquicardias, hormigueos, dolor de pecho y opresión y malestares intestinales y neurológicos, con una duración de aproximadamente diez minutos“, detalla Arriaga. La frecuencia de este sufrimiento puede ser anual, mensual, semanal o diaria dependiendo de cada paciente, sin que estas variedades representen un diagnóstico diferenciado. Por otra parte, la existencia de estos episodios desesperantes comienzan a invalidar a las personas que lo sufren, ya que desarrollan lo que se denomina "fobia". En consecuencia se dejan de hacer las actividades comunes cotidianas por miedo a que sobrevenga un nuevo ataque de pánico. Es lo que los profesionales denominan comunmente "miedo al miedo", sensación que comienza a traer grandes trastornos en la vida de los panicosos porque les impide trabajar, hacer las compras, conducir un auto y un largo etcétera.
”Yo no podía bañarme si no estaba mi marido conmigo porque temía tener un ataque bajo la ducha. Arruiné muchas vacaciones de mi familia porque cuando subía al auto comenzaba a ahogarme y pedía volver y, en el caso de llegar a un lugar, no salía del hotel“, comenta Adriana Comas, quien, hasta llegar a Fobia Club y ser tratada por psiquiatras y psicólogos, deambuló durante años por todas las especialidades en busca de un diagnóstico y una respuesta para sus síntomas. ”Por lo general, cuando el paciente concurre a la consulta, viene clínicamente estudiado porque concurrió a varios médicos diferentes (traumatólogos, neurólogos, clínicos, gastroenterólogos) creyendo que el problema se trataba de un desorden de carácter orgánico“, subraya el psiquiatra.
Los orígenes de la desesperación
Para Arriaga, desde la psiquiatría, se considera que puede existir una causa que desate este trastorno, como ser un problema familiar, una situación de mucho estrés, un episodio donde el paciente fue víctima de inseguridad, sin embargo no siempre hay una causa marcada pero sí una predisposición biológica producto de una alteración en el cerebro. Se activa en el cuerpo un sistema de alarma excesiva ante una situación que no lo justifica. Pero en realidad el problema es multifactorial, comenta Arriaga, "ya que la inseguridad, las presiones laborales, las dificultades económicas y las sobreexigencias preparan el campo para desatar el sufrimiento de estas crisis".
Pero también existe una predisposición que tiene que ver con la crianza de la persona y si fue criada con miedo o no.
Los orígenes de la desesperación
Para Arriaga, desde la psiquiatría, se considera que puede existir una causa que desate este trastorno, como ser un problema familiar, una situación de mucho estrés, un episodio donde el paciente fue víctima de inseguridad, sin embargo no siempre hay una causa marcada pero sí una predisposición biológica producto de una alteración en el cerebro. Se activa en el cuerpo un sistema de alarma excesiva ante una situación que no lo justifica. Pero en realidad el problema es multifactorial, comenta Arriaga, "ya que la inseguridad, las presiones laborales, las dificultades económicas y las sobreexigencias preparan el campo para desatar el sufrimiento de estas crisis".
Pero también existe una predisposición que tiene que ver con la crianza de la persona y si fue criada con miedo o no.
Al respecto, el vicepresidente de la fundación destinada atención a los trastornos de ansiedad "Fobia Club", el doctor en Psicología Clínica Gustavo Bustamante, explica que el desarrollo y los primeros años de vida son muy importantes en cuanto se piensa en la predisposición de carácter psicológico que una persona desarrolla para sufrir de adulta la enfermedad. "Lo que muchos pacientes traen en común es la historia de una madre que los ha preocupado de chicos más de la cuenta en cuanto a las enfermedades, en cuanto que no les pase nada y han sido sobreprotegidos. Cuando alguien es sobreprotegido interpreta que es más débil que los demás y por eso necesita un excesivo cuidado", comenta Bustamante. "De todas maneras, lo que pasa afuera también influye y suma a la predisposición biológica", agrega el psicólogo.
El panicoso tiene la preocupación fundamental de no saber cómo controlar el cuerpo cuando comienza con los síntomas, y las situaciones que evita son coartantes para llevar una vida normal. Si se le cierra la garganta al ir al supermercado o al tomar un ascensor, dejará de hacerlo y así con todas las actividades que le despierten un episodio, que pueden ser de cualquier clase. "El intentar controlar un cuerpo que se sale de control tiene que ver también con personas que siempre quieren tener el control de las cosas, el control de la realidad y que por eso se encuentran más exigidas y con más estrés. Por eso ocurre entre personas que acarrean más responsabilidades de las que deberían tener y la franja más afectada va entre los 20 y los 40 años", destaca Bustamante.
Tratamientos que devuelven la vida
Un porcentaje muy alto de pacientes, acuden al consultorio después de sufrir trastorno de pánico durante más de siete años. El tratamiento que deben enfrentar consta de una atención por partida doble, tanto en lo psiquiátrico como en lo psicológico y concluye en excelentes resultados.
Mientras el psiquiatra proporciona un tratamiento con ansiolíticos y, en algunos casos con antidepresivos, el psicólogo aplica la llamada terapia "cognitivo-conductual", consistente en hacer cambiar al paciente algunos pensamientos y percepciones de la realidad de carácter disfuncional, modificando a su vez hábitos y conductas. Se asegura que con doce sesiones, el paciente deja de sufrir los ataques. La medicación es también proporcionada por un tiempo limitado.
Tratamientos que devuelven la vida
Un porcentaje muy alto de pacientes, acuden al consultorio después de sufrir trastorno de pánico durante más de siete años. El tratamiento que deben enfrentar consta de una atención por partida doble, tanto en lo psiquiátrico como en lo psicológico y concluye en excelentes resultados.
Mientras el psiquiatra proporciona un tratamiento con ansiolíticos y, en algunos casos con antidepresivos, el psicólogo aplica la llamada terapia "cognitivo-conductual", consistente en hacer cambiar al paciente algunos pensamientos y percepciones de la realidad de carácter disfuncional, modificando a su vez hábitos y conductas. Se asegura que con doce sesiones, el paciente deja de sufrir los ataques. La medicación es también proporcionada por un tiempo limitado.
Pero los profesionales coinciden en que lo que es fundamental es el apoyo y la comprensión del entorno. Un episodio de pánico es algo irracional, es temerle terriblemente a algo que no representa una amenaza para nadie más que para quien lo está sufriendo, por eso el entendimiento de los otros se vuelve algo difícil. Sin embargo, el acompañamiento es fundamental para que la persona que lo sufre pueda salir del problema para siempre.
Bustamante grafica la cuestión narrando un episodio en su consultorio: "Tuve hoy la primera consulta de un paciente con trastorno de pánico, y lo que fue ejemplificador es que acudió con la esposa, quien me dijo ¨doctor, yo también vine porque estamos juntos en esto¨. Eso es lo que debe entender todo entorno, porque muchos pacientes concurren sintiéndose en extrema soledad, incomprensión y abandonados“.
Las alternativas de cura existen. Los tiempos modernos han llevado a padecer afecciones nuevas, pero lo importante es que son solucionables y permiten que el individuo pueda desarrollarse, vivir en sociedad y estar en paz consigo mismo, ya sin angustias.
"Después de la primera semana de tomar la medicación, lo cual me costó mucho hacerlo porque pensé que me iba a matar, y después de haber pasado seis meses sin salir de mi habitación, tomé la decisión de salir a la calle sola. Caminé primero contra la pared de las casas. Cuando vi que no me caía, me fui alejando hasta llegar al cordón de la vereda y luego de caminar media manzana, me largué a llorar con fuerza porque sentí que me habían devuelto la vida“, finaliza Adriana Comas, paciente ya recuperada.
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"Después de la primera semana de tomar la medicación, lo cual me costó mucho hacerlo porque pensé que me iba a matar, y después de haber pasado seis meses sin salir de mi habitación, tomé la decisión de salir a la calle sola. Caminé primero contra la pared de las casas. Cuando vi que no me caía, me fui alejando hasta llegar al cordón de la vereda y luego de caminar media manzana, me largué a llorar con fuerza porque sentí que me habían devuelto la vida“, finaliza Adriana Comas, paciente ya recuperada.
terapia de pareja
1 comentario:
Ao tentar perceber o que me aconteceu, quando subitamente tive um ataque de pânico na autoestrada, encontrei este blog. Aqui estou, ainda confusa e surpreendida pelo que me aconteceu. Não sei como resolver a situação que é recorrente.
Será que voltarei a ficar bem?
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