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17 diciembre 2006

De cada tres personas que padecen fobias dos son mujeres

Taquicardia, sensación de ahogo, mareos, dolor de pecho, miedo intenso a morir y a vivir otra vez estos mismos episodios. Estos son los síntomas que sufre una persona durante una crisis de pánico con agorafobia (temor a alejarse de la propia casa). Un mal que al igual que el trastorno de ansiedad social (timidez extrema), la ansiedad generalizada (preocupación por todo) o el trastorno obsesivo compulsivo, afecta casi dos veces más a las mujeres que a los varones. Lo demuestra el paso de 3.150 pacientes entre el año 2000 y 2006 por las filiales de la Fundación Fobia Club —una organización que atiende a personas con trastornos fóbicos—.
De los registros se deduce que el 63 por ciento de los pacientes han sido mujeres; el resto, claro está, varones. "Esta problemática afecta más a las mujeres que a los hombres. Posiblemente porque las mujeres tienden a admitir más sus miedos", analiza el vicepresidente de la Fundación Fobia Club, Gustavo Bustamante.
Un artículo de junio de 2005 de la Revista de Psiquiatría y Salud Mental del hospital peruano Hermilio Valdizán señala que "hay evidencia de que los hombres soportan en exceso sus miedos en comparación con las mujeres" y que es posible que los hombres "sean más ansiosos en las situaciones sociales de lo que están dispuestos a admitir". El mismo artículo advierte que en las sociedades occidentales "con frecuencia se espera que la mujer sea socialmente más activa que el hombre" y que por lo mismo "el hombre puede ser capaz de evitar ciertas situaciones sociales más fácilmente que la mujer, sin ser hostigado por su ausencia y sin experimentar tanta presión social de los otros en su vida cotidiana".
Aunque la aparición de los síntomas fóbicos es tan vieja como la historia de las civilizaciones, el ritmo que impone la modernidad en las grandes ciudades, la presión de la competencia laboral y la exigencia que el consumo impone al interior de la vida familiar amplió la población de quienes sufren trastornos de ansiedad. En los últimos seis años las consultas en Fobia Club por trastornos de ansiedad generalizada aumentaron un 645 por ciento; aquellas por trastornos obsesivos compulsivos, un 193 por ciento, y las de fobias específicas, un 165 por ciento.
Tan antiguas son las fobias que las huellas de los síntomas de los trastornos de ansiedad pueden leerse en los discursos del político romano Marco Tulio Cicerón (106 a.C.-43 a.C.) o en la obra "Elogio de la locura" del pensador holandés Erasmo de Rotterdam (1467-1536). La más común de las fobias es el trastorno de pánico con agorafobia. La padeció el 31 por ciento de los pacientes de la muestra (entre 2000 y 2006). Un mal que, además, sufren las mujeres seis veces más que los varones.
Otro de los trastornos que acumula muchas consultas es el trastorno de ansiedad social (27 por ciento). "Es la timidez extrema. Son pacientes que lo pasan muy mal porque no pueden mirar a las personas a los ojos, dar la mano ni asistir a una entrevista de trabajo", dice Bustamante.
En tercer orden de frecuencia está el trastorno de ansiedad generalizada (13 por ciento). El que sufren las personas que en forma extrema se preocupan por todo. Otras fobias menos frecuentes (7 por ciento) son los trastornos obsesivo compulsivos que implican ideas que la persona repite una y otra vez. Como ordenar la ropa en "claras y oscuras" para evitar que ocurra "algo malo". O abrir y cerrar en forma constante la llave de gas o cerrar la puerta de entrada de la casa repetidamente.
"Hay un grupo de patologías como la depresión, el pánico y la fobia que suelen medicarse con lo que se llaman inhibidores específicos de la recaptación de serotonina (sustancia que actúa como neurotransmisor, que ejerce influencia sobre el sistema psiconervioso), pero el tratamiento también debería acompañarse de algún tipo de psicoterapia", puntualiza Eduardo Diego Friedman, jefe de sección en el Servicio del Hospital Carolina Tobar García.
El psiquiatra Enrique Stola explica que cada persona estructura la fobia de una determinada forma, de tal modo que unos necesitan más tiempo la medicación que otros. "Las fobias que se asocian con otros cuadros como el obsesivo compulsivo necesitan mantener la medicación por algunos años", manifiesta.
Para el presidente de Fobia Club, Oscar Carrión, "históricamente hubo la misma cantidad de fobias, sólo que ahora con la difusión la gente se dirige a los lugares especializados más rápido". Un dato importante, ya que en promedio quienes sufren de trastornos de ansiedad dan vueltas entre 7 y 10 años por neurológocos, cardiólogos o clínicos y todo tipo de terapias, antes de encontrar una solución real.

16 diciembre 2006

El fin de una pesadilla que duró ocho tortuosos años

Se estaba yendo a Capilla del Monte de vacaciones con su marido. Tenía 38 años. Ya era madre de dos adolescentes, tenía un buen matrimonio y trabajaba 20 horas semanales en un gimnasio como profesora. Pero en el viaje a Córdoba se transportó a otro espacio: al pesadillesco mundo de las fobias.
"Empecé a sentir mucho miedo, a transpirar. 'Para el auto que me muero, que no puedo respirar', le decía a mi esposo. Habrán sido dos minutos que parecieron un siglo", cuenta Silvia Aimeri (55 años ahora). Y la pesadilla duró ocho años. Los síntomas, con el paso del tiempo, se presentaban tres veces por día. A los seis meses dejó de trabajar. Pero el recorrido por decenas de consultorios de psicólogos y psiquiatras no la traía de vuelta a la Silvia que había sido. Por el contrario, las cosas empeoraron. Ya no podía estar sola en su casa. "Había llegado a una pérdida de calidad de vida tal que tenían que sostenerme del brazo para bañarme. Todo el mundo hacía posta para estar conmigo. Ninguno de los medicamentos que me habían prescripto los psiquiatras me había dado resultado. Estaba tan desesperada que quería que un médico me dijera que tenía un mal y que me moriría. No quería morir, pero era la solución que veía."
Un día su hermana escuchó un programa de radio en el que explicaban qué era el pánico, qué pasaba durante una crisis fóbica. Tomó el teléfono y fue a Fobia Club. "Luego fue mi marido y el 17 de junio de 1997 tuve mi primer turno." Durante 200 sábados continuos jamás faltó. Hoy vive de otro modo, abandonó los gimnasios y se interesó en las fobias: es coordinadora de grupos de personas que sufren trastornos de pánico con agorafobia.

10 diciembre 2006

Cómo recibir ayuda en los casos de trastornos de ansiedad

Si usted o alguna persona a quien usted conoce tiene síntomas de ansiedad, lo mejor que puede hacer inicialmente es ver al médico familiar. Un médico puede ayudarlo a determinar si los síntomas son debidos a un trastorno de ansiedad, a alguna otra condición médica o a ambos. Más frecuentemente, el siguiente paso para recibir tratamiento en un trastorno de ansiedad es ser recomendado a un profesional de salud mental.
Entre los profesionales que pueden ayudar están los psiquiatras, los psicólogos, los trabajadores sociales y los consejeros. Sin embargo, es mejor buscar a un profesional que tenga entrenamiento especializado en terapia de comportamiento cognoscitivo o en terapia de comportamiento y que esté dispuesto a usar medicamentos en caso de que sean necesarios.
Condiciones Coexistentes
Muchas personas padecen de un sólo tipo de trastorno de ansiedad y nada más, pero no es raro que un trastorno de ansiedad venga acompañado de otra enfermedad como por ejemplo depresión, problemas alimenticios, alcoholismo, abuso de substancias químicas u otro trastorno de ansiedad. Frecuentemente quienes padecen de un trastorno de pánico o fobia social, por ejemplo, también experimentan la intensa tristeza y desaliento asociado con la depresión, o se hacen adictos al alcohol. En esos casos, estos problemas también necesitarán atenderse.
A veces los psicólogos, los trabajadores sociales y los consejeros trabajan unidos con un psiquiatra u otro médico, quien receta los medicamentos cuando éstos se requieren. Para algunas personas la terapia de grupo o la de grupos de auto ayuda son una parte útil del tratamiento. A muchas personas les es más útil una combinación de estas terapias.
Cuando usted busca a un profesional de cuidado de la salud es importante que pregunte qué tipos de terapia usa generalmente o si tiene medicamentos disponibles. Es importante que usted se sienta cómodo con la terapia. De no ser éste el caso, busque ayuda en otro lado. Sin embargo, si usted ha estado tomando medicamentos, es importante no cortar abruptamente el uso de algunos de ellos, sino irlos rebajando bajo la supervisión de su médico. Asegúrese de preguntar a su médico cómo dejar de tomar un medicamento.
Recuerde, sin embargo, que cuando usted encuentra a un profesional del cuidado de la salud con el cual se siente satisfecho, ustedes dos están trabajando en equipo. Entre los dos podrán desarrollar un plan para su tratamiento del trastorno de ansiedad que pueda involucrar medicamentos, terapia de comportamiento, o terapia de comportamiento cognoscitivo, que consideren apropiado. Sin embargo, los tratamientos para trastornos de ansiedad no necesariamente dan resultado inmediatamente. Su médico o terapista puede pedirle que siga un plan especíico de tratamiento por varias semanas para determinar si le está dando resultado.
El mundo de la medicina continúa su búsqueda de nuevos y mejores tratamientos para las personas con trastornos de ansiedad. Especialistas apoyan un programa muy amplio y multifacético sobre trastornos de ansiedad; sus causas, diagnóstico, tratamiento y prevención. Esta investigación involucra estudios de trastornos de ansiedad en los humanos así como investigaciones de la base biológica sobre ansiedad y sus fenómenos, en los animales.
Enlaces y direcciones de interés:
Anxiety Disorders Association of America
8730 Georgia Ave, Suite 600
Silver Spring, MD 20910
Phone: (240) 485-1001
Fax: (240) 485-1035
Internet: http://www.adaa.org

Freedom from Fear
308 Seaview Avenue
Staten Island, NY 10305
(718) 351-1717
http://www.freedomfromfear.com

National Anxiety Foundation
3135 Custer Drive
Lexington, KY 40517-4001
(606) 272-7166
Instituto Klein
C/Europa 22, 2ª 3ª
08028 Barcelona (ESPAÑA)
Tel. 93 552 66 34
Correo electrónico: info@institutoklein.com
Web: www.institutoklein.com
Obsessive Compulsive (OC) Foundation, Inc.
PO Box 70
Milford, CT 06460
(203) 878-5669

American Psychiatric Association
1400 K Street, NW
Washington, DC 20005
(202) 682-6220

American Psychological Association
750 1st Street, NE
Washington, DC 20002-4242
(202) 336-5500
Association for the Advancement
of Behavior Therapy
305 7th Avenue
New York, NY 10001
(212) 647-1890

National Alliance for the Mentally Ill (NAMI)
Colonial Place Three
2107 Wilson Blvd., Suite 300
Arlington, VA 22201
Teléfono: 1-800-950-NAMI (6264) or (703) 524-7600
Internet: http://www.nami.org

National Institute of Mental Health
Información Gratuita:

Pánico y Otros Trastornos
de Ansiedad: 1-800-647-2642
National Mental Health Association (NMHA)
2001 N. Beauregard Street, 12th Floor
Alexandria, VA 22311
Teléfono: 1-800-969-6942 or (703) 684-7722
TTY-800-443-5959
Internet: http://www.nmha.org

National Mental Health Consumers'
Self-Help Clearinghouse
1211 Chestnut Street
Philadelphia, PA 19107
(800) 553-4539
Phobics Anonymous
PO Box 1180
Palm Springs, CA 92263
(619) 322-COPE (-2673)

Society for Traumatic Stress Studies
60 Revere Drive, Suite 500
Northbrook, IL 60062
(708) 480-9080
ACTAD
Asociación para el Tratamiento de la Ansiedad y la Depresión
España, Barcelona
www.actad.org

28 noviembre 2006

El 22 por ciento de los niños de entre 3 y 6 años tiene síntomas de ansiedad

Entre un 18 y un 22 por ciento de los niños de 3 a 6 años presentan síntomas de ansiedad. Así lo demuestra un estudio sobre trastornos emocionales y conductuales en la población infantil de esta edad elaborado por la Unidad de Psicopatología de la Infancia y la Adolescencia de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en España.
La investigación, ha sido presentada por la directora de la unidad, Edelmira Domenech, y la responsable del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de Autónoma, Maria Claustre Jané. Los resultados indican que un alto porcentaje de los preescolares presentan algún problema psicopatológico: entre un 32,7 por ciento, según los padres, y un 46,7, según los datos ofrecidos por los profesores. Esta falta de acuerdo entre maestros y progenitores se debe, según las autoras de la investigación, a que el niño «se comporta de forma diferente en casa y en la escuela». Los educadores detectan más casos de depresión, porque pueden establecer comparaciones entre los alumnos y, además, «los niños pasan más tiempo en clase que en casa». Los padres, por su parte, informan mejor sobre problemas del ámbito de la comida y de la ansiedad. El estudio concluye que los síntomas del trastorno interno de la depresión afectan al 3 por ciento de los niños de entre 3 y 6 años. Además, entre un 10 y un 13 por ciento mostraban síntomas de trastorno de conducta. La investigación de la UAB se realizó sobre una muestra de 1.104 niños que representaban un desarrollo normal, por lo que se excluyeron de la muestra los menores autistas y con deficiencias mentales, en dos zonas dispares: la ciudad barcelonesa de Montcada i Reixac y las comarcas tarraconenses de Ribera d'Ebre y Priorat, para ver las diferencias entre el ámbito urbano y el rural. Un 30,6 por ciento de los primeros presentan síntomas de ansiedad, hiperactividad y problemas de adaptación, mientras que un 20,3 por ciento de los segundos tienen algún trastorno emocional. Esta diferencia se debe al mayor estrés en los ámbitos familiares de entornos urbanos y a que, en ellos, los niños pasan más horas fuera de su casa. Según Edelmira Domenech, la finalidad del trabajo era detectar y prevenir el desarrollo de trastornos psicopatológicos, que se inician a edades muy tempranas. La experta instó a los padres a dedicar más tiempo a sus hijos y a colaborar más con los maestros.

26 noviembre 2006

Los trastornos de ansiedad, asociados a enfermedades físicas

Hace tiempo que los expertos reconocen una asociación entre la depresión y las dolencias físicas, aunque la evidencia de una relación entre la ansiedad y la salud física es más reciente, de acuerdo con las últimas investigaciones. En este estudio, investigadores canadienses analizaron datos de casi 4.200 personas que formaron parte de la encuesta de salud alemana entre 1997 y 1999. Los participantes se sometieron a un examen físico y llenaron un cuestionario que inquiría sobre 44 condiciones de salud específicas. También llenaron una encuesta sobre la calidad de vida que medía factores como la función física, el dolor y la salud general. Los participantes también se sometieron a entrevistas psiquiátricas diseñadas para detectar trastornos de ansiedad, tales como trastorno de pánico, fobia social, trastorno obsesivo compulsivo y agorafobia (miedo a estar en una situación en que pueda ocurrir ansiedad o pánico y ser incapaz de salir de esa situación). De los participantes del estudio, 1913 hombres y 2268 mujeres, el 8.4 por ciento tuvo un trastorno de ansiedad en el mes anterior y el 60.8 por ciento tuvo un problema físico. Los investigadores hallaron que tener un trastorno de ansiedad estaba asociado con tener cualquier tipo de dolencia física. La mayoría de la gente que tenía un trastorno de ansiedad y un problema físico desarrollaba primero el trastorno de ansiedad y tendía a tener una peor calidad de vida que las personas que tenían solamente un trastorno de ansiedad o una dolencia física. "Los mecanismos de la asociación entre los trastornos de ansiedad y las dolencias físicas aún se desconocen, aunque varias posibilidades deberían ser consideradas", escribieron los autores del estudio en la edición del 23 de octubre de la publicación Archives of Internal Medicine. Por ejemplo, tener una enfermedad física podría causar preocupación y ansiedad que con el tiempo se vuelve lo suficientemente seria para calificar como un trastorno de ansiedad; tener un trastorno de ansiedad podría desencadenar cambios biológicos que contribuyan a una enfermedad física; o a una tercera condición, como el abuso de sustancias, que podría estar relacionada con el trastorno de ansiedad y una enfermedad física. "Aunque se han incrementado los esfuerzos para reconocer y tratar la depresión de las personas con enfermedades médicas, nuestros hallazgos subrayan la necesidad de crear programas similares para reconocer y tratar los trastornos de ansiedad en estos enfermos", escribieron los autores.
Estos últimos avances comentados en el campo de los trastornos de ansiedad tendrían gran relevancia también en España si fuésemos capaces de diagnosticarlos debidamente, sin embargo aquí los problemas de ansiedad siguen siendo una de las causas más frecuentes en las urgencias hospitalarias. Sólo en el año 2005 se consumieron en España 35 millones de fármacos del tipo ansiolítico o tranquilizante y el gasto en antidepresivos superó los 75 mil millones de las antiguas pesetas. Un 21% de los pacientes que acuden a los centros de atención primaria consume algún tipo de psicofármaco, lo que supone que el consumo de este tipo de medicamentos ha aumentado en un 260% desde 1971. El dinero gastado en nuestra salud se debe considerar como bien empleado, pero cuando se gasta por falta de medios o capacidad para un diagnóstico correcto se convierte en despilfarro. Un paciente con trastornos de ansiedad sufre terriblemente, aunque su supervivencia no está en peligro, y no debería ser así si estuviese bien informado y sobre todo bien medicado. Se agolpan en urgencias, pero aquí no hay tiempo para explicarles cuál es su problema y que su preocupación es la causante de sus propios síntomas. Los médicos de atención primaria no siempre detectan este tipo de patología y casi nunca los curan. Con los 7 minutos de consulta por paciente (de media) tampoco tienen tiempo de explicar nada y menos para escucharlos. Con esta falta de información los pacientes no confían en el diagnóstico y aquí comienza un periplo de visitas a especialistas de todo tipo en busca de una solución, lo que supone un enorme gasto en recursos y una prolongación de su sufrimiento.
¿Y qué pasa cuando por fin llegan a salud mental? Aquí están los verdaderos especialistas en la materia, es decir, los psiquiatras y psicólogos, por fin. Pues en realidad más de lo mismo. De entrada hay una gran saturación como en el resto de especialidades y faltan recursos y profesionales. Lo lógico sería que los enfermos fuesen atendidos por los dos especialistas, pero esto sucede pocas veces, sólo le atenderá uno de ellos, y no piensen que las visitas serán semanales, con un poco de suerte cada seis semanas. Y eso de sesiones de 1 hora como mandan los cánones ni hablar. En España ya se ve como normal que los pacientes de psicología se paguen sus propios tratamientos, pero no todo el mundo puede, y además pagamos mucho dinero por una sanidad digna. Pero claro, si en España no somos capaces de diagnosticar correctamente un trastorno de ansiedad, es difícil que sepamos que existe una relación entre este tipo de patología y ciertas enfermedades físicas, como muestran las últimas investigaciones médicas.

17 noviembre 2006

Laboratorios Cinfa lanza una nueva dosis de citalopram

Laboratorios Cinfa ha lanzado una nueva presentación de su genérico citalopram Cinfa EFG, un fármaco que pertenece a la familia de los inhibidores selectivos de la serotonina y que se utiliza para el tratamiento y prevención de las recaídas de la depresión, así como para tratar el trastorno de angustia con o sin agorafobias y el trastorno obsesivo compulsivo.
La nueva presentación es de 30 mg. en 28 comprimidos y se suma a las ya existentes de 20 mg en 14 y 28 comprimidos. Con esta nueva dosis, Cinfa se ajusta a las necesidades de un espectro más amplio de pacientes. Una ventaja añadida de la nueva dosis es su presentación en trepado unidosis con calendario.
Citalopram es el inhibidor más selectivo de la recaptación de la serotonina (5-HT). Está prácticamente desprovisto de efecto sobre la recaptación de la noradrenalina (NA), la dopamina (DA) y el ácido gamma aminobutírico (GABA). Por estas razones, el uso a largo plazo de citalopram no está asociado a problemas de tolerancia y, en general, el fármaco presenta una incidencia baja de efectos adversos. Una de las características destacables de este inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina es que disminuye la cantidad de sueño paradójico y aumenta el porcentaje de las fases de sueño profundo. En este sentido, citalopram tiene muy poco o ningún efecto sedante, incluso en asociación con el alcohol.
La comodidad para el paciente es una de las características principales de citalopram Cinfa. Por esta razón, los comprimidos son fraccionables, un detalle importante si se tiene en cuenta que la retirada de fármaco se recomienda hacerla de forma paulatina.

08 noviembre 2006

¿Se debe consultar con el psiquiatra cuando se sufre una crisis de ansiedad?

"Lo peligroso de estas crisis –reacciones de miedo o malestar intenso que se presentan de forma repentina– es su repetición. Por tanto, sí que conviene acudir a un especialista y seguir un tratamiento adecuado, ya que LOS RECURSOS TERAPEÚTICOS ACTUALES SON MUY EFICACES."
Se me queda la mente en blanco cuando conozco a alguién nuevo ¿Dónde está la frontera entre la FOBIA SOCIAL y la TIMIDEZ?
«La primera produce un miedo y angustia intensos en las relaciones con los demás: Preocupación por llegar a ser el centro de atención, temor a que nos presenten, aversión a realizar llamadas telefónicas y gestiones, tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente, sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan, pánico a que nuestras intervenciones parezcan ridículas o a quedarnos en blanco… muchas veces acompañados de síntomas físicos (sequedad en la boca, palpitaciones, temblores de manos, sudor, rubor…). LA TIMIDEZ ES UNA FORMA ATENUADA DE FOBIA SOCIAL, que todos tenemos, disimulamos como podemos, y que habitualmente no nos impide hacer una vida normal».
Como estos dos ejemplos, soluciona todas tus dudas respecto a los trastornos de ansiedad con el asesoramiento del IK y el mejor grupo de expertos...

07 noviembre 2006

La realidad virtual, una nueva herramienta para superar la ansiedad

Miedo a viajar en avión, traumas psicológicos debidos a un atentado o problemas de drogo-dependencia. Estos son sólo algunos de los estados de ansiedad que podrán ser tratados con las nuevas técnicas que ofrece la realidad virtual, según afirma un grupo de expertos reunidos recientemente en Laval, Francia.
La realidad virtual es un campo que conocen bien los aficionados a los videojuegos, los industriales o los pilotos de vuelo, pero esta tecnología se extiende ahora al campo médico, especialmente al tratamiento de las fobias, en el séptimo Encuentro Internacional de Realidad Virtual. "Tenemos mucha suerte porque (la realidad virtual) funcionó con todas las fobias con la que hemos probado, como el miedo a hablar en público, viajar en avión, conducir y la claustrofobia", comenta Brenda Wiederhold, directora del centro de Realidad Virtual de San Diego, California (EEUU).
Las investigaciones realizadas demuestran que este tipo de terapia tiene un alto grado de efectividad. "Su éxito fue del 88 por ciento en pacientes que tenían miedo a volar tras un accidente y de un 90 por ciento en traumas psicológicos producidos por los atentados del 11 de septiembre contra el World Trade Center de Nueva York", explica Wiederhold. El tratamiento dota al paciente de un casco especial que lo sumerge en un ambiente virtual -visual y sonoro- que emula el que le provoca su fobia o el recuerdo que le produce el estrés. Por ejemplo, una mujer que sufre aracnofobia "caminará" en una casa y verá de repente una araña que desciende de una pared y se dirige hacia ella, o un ex combatiente militar será introducido en una situación exacta a la que le provocó el trauma que le impide dormir. "Se trata de exponer gradualmente a la gente a aquellas vivencias que le producen temor, para aumentar poco a poco su ansiedad hasta lograr que se acostumbren a la situación y superen su miedo", explica el profesor Skip Rizzo de la Universidad de California del Sur, en Los Angeles, Estados Unidos.

02 noviembre 2006

Los ataques de pánico afectan a gente cada vez más joven

Según los especialistas, solía registrarse en personas de entre 30 y 40 años. Ahora los afectados son de 18 en adelante. La crisis de la figura paterna y los problemas económicos, los motivos de esta patología. Cada vez son más jóvenes las personas que sufren ataques de pánico, una patología que según los especialistas solía diagnosticarse entre los 30 y los 40 años y en las últimas décadas se volvió frecuente sobre el final de la adolescencia y principios de la adultez. Los psicólogos consultados señalan que la falta de expectativas para integrarse a un mercado laboral excluyente y la presión que ejercen las sociedades modernas que incitan a consumir pero ofrecen pocos recursos económicos para hacerlo son factores que inciden fuertemente entre los jóvenes, que atraviesan un período de cambio e incertidumbre. También mencionan una "figura paterna en crisis", con graves dificultades a la hora de poner límites y que, atravesada por altos índices de desempleo, perdió la legitimidad que le otorgaba ser el sostén económico del hogar. Los obstáculos que presenta el mercado laboral no sólo afectan a los adultos sino que recaen de lleno sobre los jóvenes en especial, aquellos que terminan el secundario y tienen que empezar a definir su futuro. Para la psicoanalista Alicia Díaz Farina, esto se ve reflejado en la falta de confianza para construir un proyecto de trabajo y de pareja. "Los modelos adultos están bastante complicados", señala Díaz Farina y destaca que la incertidumbre que genera la falta de trabajo y los modelos familiares endebles, dificultan el crecimiento de los jóvenes. El presidente de la Asociación Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Argentina, Hugo Pisanelli, confirma que en los últimos cuatro años, buena parte de los pacientes que presentan síntomas propios de los ataques de pánico oscilan entre los 18 y los 30 años, una tendencia que revirtió la generalidad de las consultas que habitualmente se hacían a partir de esa edad. Pisanelli explica que a diferencia de las fobias, el pánico no se relaciona con ningún objeto determinado: es una fuerte crisis de angustia desencadenada por factores económicos, afectivos o sociales que impactan en personalidades que por cuestiones biográficas, están predispuestas a reaccionar de esa manera. "El ataque de pánico es lo que (Sigmund) Freud describió, a principios de siglo, como una angustia masiva que genera sudor, palpitaciones, taquicardia, diarrea y una fuerte sensación de muerte", detalla la psicoanalista Mariana Davidovich, coordinadora docente del Centro Psicoanalítico DOS. Para Davidovich, "el pánico es la muerte del deseo" atiborrado de objetos. "No es posible desentendernos de la época que vivimos -dice-, atravesada por un sistema capitalista que promueve la diversión, el consumo y la falta de pensamiento crítico para evitar la angustia y taparla con objetos". Según un relevo que hizo el Centro DOS entre agosto de 2005 y agosto de 2006, las consultas por ataques de pánico entre los 18 y los 30 años aumentaron en un 30 por ciento. Davidovich, Pisanelli y la coordinadora del departamento de adolescencia del Hospital Zubizarreta, Inés Valeiro, coincidieron en que otro de los factores que explicarían el fenómeno es una cierta "declinación de la función paterna". "La crisis económica hizo que muchos jefes de familia se quedaran sin trabajo", afirma Valeiro y explica que uno de los pilares de la función paterna que era la posibilidad de llevar el sustento diario, "cayó y los hombres entraron en crisis". "Los adultos se declaran impotentes frente al desafío que les plantean los adolescentes, se retiran y los dejan huérfanos de valores, de autoridad y de apoyo", continua. No obstante, la referente en adolescencia del Zubizarreta indica que en los servicios públicos de salud mental, "lo que más se ve son patologías del acto como trastornos de la alimentación, dificultad para controlar los impulsos y situaciones de violencia" que afloran como síntomas de conflictos que muchas veces, están ligados a problemas económicos. En esos casos, explica, la angustia aparece "legitimada", en tanto en las clases medias y altas, con acceso a consultorios privados, es más frecuente detectar adolescentes que tienen resueltas sus necesidades básicas y sin embargo, están angustiados "sin motivos aparentes".

26 octubre 2006

Las 38 flores de Bach

NOMBRE EN INGLÉS
NOMBRE EN CASTELLANO
GRUPO EMOCIONAL AL QUE PERTENECEN
DESCRIPCIÓN DEL ESTADO EMOCIONAL

MIMULUS
Mímulo
Miedo
Miedo a cosas conocidas
ROCK ROSE
Heliantemo
Miedo
Terror, pánico
ASPEN
Álamo temblón
Miedo
Temores y preocupaciones de origen desconocido
CHERRY PLUM
Cerasifera
Miedo
Miedo a perder la razón
RED CHESTNUT
Castaño rojo
Miedo
Miedo por los demás, anticipando posibles desgracias
CERATO
Ceratostigma
Incertidumbre
Busca consejo y confirmación en los demás
SCLERANTHUS
Scleranthus
Incertidumbre
Dificultad para escoger o decidirse
GENTIAN
Genciana
Incertidumbre
Desaliento y desánimo fáciles
GORSE
Aulaga
Incertidumbre
Falta de esperanza
WILD OAT
Avena silvestre
Incertidumbre
Incertidumbre con respecto al camino a seguir en la vida
HORNBEAM
Hojarazo
Incertidumbre
Agotamiento mental, pereza, sentimiento del "lunes por la mañana"
OLIVE
Olivo
Falta de interés en las circunstancias presentes
Totalmente exhausto, falta de energía
CLEMATIS
Clemátide
Falta de interés en las circunstancias presentes
Soñador, siempre a la espera de tiempos mejores, huida a un mundo propio
HONEYSUCKLE
Madreselva
Falta de interés en las circunstancias presentes
Vivir en el pasado
WHITE CHESTNUT
Castaño blanco
Falta de interés en las circunstancias presentes
Pensamientos repetitivos que no se pueden alejar
CHESTNUT BUD
Brote de castaño
Falta de interés en las circunstancias presentes
Incapacidad de aprender de los errores del pasado
MUSTARD
Mostaza
Falta de interés en las circunstancias presentes
Profunda tristeza sin causa conocida
WILD ROSE
Rosa silvestre
Falta de interés en las circunstancias presentes
Resignación, apatía
IMPATIENS
Impaciencia
Soledad
Impaciencia, irritabilidad por el ritmo
HEATHER
Brezo
Soledad
Locuacidad, no escuchar, preocupación excesiva por sí mismo
WATER VIOLET
Violeta de agua
Soledad
Distante, no implicación, necesidad de soledad
WALNUT
Nogal
Hipersensibilidad a las influencias e ideas externas
Protección en el cambio y ante las influencias externas
AGRIMONY
Agrimonia
Hipersensibilidad a las influencias e ideas externas
Tormento mental bajo un semblante alegre
CENTAURY
Centaura
Hipersensibilidad a las influencias e ideas externas
Sumisión, debilidad
HOLLY
Acebo
Hipersensibilidad a las influencias e ideas externas
Odio, envidia, celos, desconfianza, dolor emocional sin causa aparentemente suficiente
WILLOW
Sauce
Desaliento o desesperación
Rencor, amargura
LARCH
Alerce
Desaliento o desesperación
Falta de confianza en uno mismo
PINE
Pino
Desaliento o desesperación
Autorreproches, culpabilidad
CRAB APPLE
Manzano silvestre
Desaliento o desesperación
Sensación de suciedad, no aceptarse a uno mismo
ELM
Olmo
Desaliento o desesperación
Abrumado por las responsabilidades
OAK
Roble
Desaliento o desesperación
Agotado pero no pierde la esperanza
STAR OF BETHLEHEM
Leche de gallina
Desaliento o desesperación
Efectos después de un shock, profundo disgusto
SWEET CHESTNUT
Castaño dulce
Desaliento o desesperación
Angustia mental extrema
CHICORY
Achicoria
Preocupación excesiva por el bienestar de los demás
Egoismo, posesividad, cuidar en exceso de los allegados
VERVAIN
Verbena
Preocupación excesiva por el bienestar de los demás
Exceso de entusiasmo
VINE
Vid
Preocupación excesiva por el bienestar de los demás
Dominio, inflexibilidad
BEECH
Haya
Preocupación excesiva por el bienestar de los demás
Intolerancia, irritabilidad por la forma y el fondo
ROCK WATER
Agua de roca
Preocupación excesiva por el bienestar de los demás
Autorepresión, negarse a si mismo, voluntad de ser tomado como ejemplo
RESCUE REMEDY
Remedio de urgencia
Único compuesto realizado por el Dr. Bach

Situaciones de urgencia, gran nerviosismo, desmayos, malas noticias

25 octubre 2006

La ansiedad asociada con migrañas y artritis puede llevar a discapacidad

Los trastornos de ansiedad parecen estar relacionados con varias enfermedades físicas, como los trastornos del tiroides, enfermedades respiratorias, artritis y migrañas, según un estudio de la Universidad de Manitota en Winnipeg (Canadá) que se publica en la revista 'Archives of Internal Medicine'. Estas asociaciones podrían elevar el riesgo de discapacidad y afectar de forma negativa a la calidad de vida. Los expertos explican que a pesar de que la depresión se asocia desde hace bastante tiempo a trastornos clínicos, la conexión con los trastornos de la ansiedad es más reciente. Estos trastornos incluyen el pánico, la agorafobia, la fobia social y el trastorno obsesivo-compulsivo. Las investigaciones han descubierto que aquellos con ansiedad fóbica podrían ser más propensos a sufrir ataques cardiacos, y las tasas de trastornos de ansiedad son superiores de las esperadas en pacientes con enfermedad de tiroides, cáncer, hipertensión y otros problemas clínicos. Los científicos exploraron estas conexiones en 4.181 adultos que participaban en un estudio alemán realizado entre 1997 y 1.999. La investigación evaluó si los participantes tenían alguna enfermedad física a través de un cuestionario sobre 44 problemas específicos, una entrevista médica con un especialista de atención primaria, medidas de presión sanguínea y muestras de sangre y orina. Las entrevistas psiquiátricas fueron realizadas por un psicólogo o especialista clínico, que utilizaron los criterios clínicos oficiales en la materia para la detección de los trastornos de ansiedad (DSM-IV).

22 octubre 2006

Famosos con ansiedades

He aquí una lista de gente famosa que sufren o sufrían ansiedad, ataques de pánico, depresión o agorafobia. Como se puede ver, a los famosos también les afectan...
Charles Darwin (1809-1882). Aunque el naturalista inglés lo desconocía, hoy diríamos que padecía pánico con agorafobia.
Emily Dickinson (1830-1886). Aunque nunca se haya dicho respecto a ella que padecía alguno de estos trastornos, vivió encerrada en su propia casa durante más de 30 años.
Edvard Munch(1863-1944). Pintor expresionista noruego, aquejado de una permanente ansiedad.
Juan Ramón Jiménez(1881-1958). Además de sufrir depresiones en varios momentos de su vida, se vio aquejado de claustrofobia y otros trastornos fóbicos.
Jorge Luis Borges(1899-1986). El conocido escritor argentino estaba aquejado de una timidez enfermiza que consiguió superar.
Howard R. Hughes(1905-1976). Productor, aviador y famoso multimillonario estadounidense, aquejado de un enfermizo trastorno obsesivo-compulsivo.
Isaac Asimov (1920-1992). Escritor estadounidense, de origen ruso, aquejado de varias fobias específicas: miedo a las alturas, miedo a las agujas, gusto por los lugares cerrados.
Janet Frame (1924- ). Escritora neozelandesa, aquejada de fobia social, que dio a conocer su caso al escribir su autobiografía.
Marilyn Monroe (1926-1962). Actriz y sex-symbol de los 50, aquejada de una permanente depresión crónica.
Woody Allen (1935- ). Conocido cineasta estadounidense, aquejado, como es bien conocido, de ansiedad y claustrofobia.
Juan José Millás(1946- ). Escritor español aquejado de una curiosa fobia a la escritura, con ataques de pánico incluidos.
Elfriede Jelinek (1946- ). Escritora austríaca, premio Nobel de Literatura 2004, aquejada de fobia social, según ella misma reconoce.
Kim Basinger (1953- ). Aunque no lo parezca, la famosa actriz estadounidense se vio aquejada de niña de timidez y en la edad adulta de agorafobia y pánico.
Lars Von Triers (1956- ). Director de cine danés, aquejado de agorafobia, claustrofobia y varios problemas más.
Jay Mohr (1970- ). Famoso actor y humorista estadounidense, aquejado de ataques de pánico.
Joaquín Sabina .-Cantautor que padece de depresión y agorafobia. Su album "alivio de luto" está dedicado a la gente con estos trastornos, sobretodo la canción "Nube Negra".

18 octubre 2006

Expertos psiquiatras advierten de que hay más enfermos mentales "infradiagnosticados que diagnosticados"

El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, José Giner, advierte de la existencia de más enfermos mentales "infradiagnosticados que diagnosticados", un extremo que achaca, fundamentalmente, "a que muchos de ellos sufren cuadros depresivos o de ansiedad, que se suelen considerar hoy día como algo normal".
En rueda de prensa en Sevilla (España) para informar del X Congreso Nacional de Psiquiatría, al que asisten unos 2.000 especialistas del ramo, Giner precisa que la prevalencia de las enfermedades mentales difiere "según la gravedad" de las mismas, así como "del componente genético y de los acontecimientos vitales que rodeen al enfermo".
Así, explica que, "mientras que los trastornos menos grave --de tipo depresivo o por cuadros de ansiedad- afectan a entre el 10 y el 15 por ciento de la población, la esquizofrenia o los trastornos bipolares suponen el 1 por ciento" del total de enfermos mentales.
Con todo, el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y catedrático de la especialidad por la Universidad de Oviedo, Julio Bobes, destaca que en estas patologías mentales más graves "también se detectan casos de infradiagnosticados precisamente porque estas personas no son conscientes de su patología y no acuden a los servicios sanitarios".
En cuanto al aumento de recursos sanitarios destinados al tratamiento de estas patologías, ambos expertos coinciden en afirmar que "pese a que han aumentado tras la reforma psiquiátrica --emprendida hace más de 20 años--, los servicios que se han desarrollado están saturados".
Por escalones de atención sanitaria, reconocen que por las consultas de los profesionales de los servicios de atención primaria pasan "el 20 por ciento del total de todos los trastornos mentales", si bien concretan que "en su mayoría corresponden a cuadros depresivos y de ansiedad". Por contra, sostienen que los casos más graves pasan por los servicios especializados.
De otro lado, afirman que el desarrollo de nuevos fármacos son mucho más "tolerables" por los enfermos que los tradicionales, algo, añaden, "que nos está permitiendo mejorar la adherencia terapéutica a los tratamientos en estos enfermos".
En cuanto al futuro de los avances genéticos, de los que se espera que puedan permitir la personalización de los tratamientos --lo que ya se está conociendo como fármacos y terapias a la carta--, Bobes reconoce que "aún estamos al comienzo", aunque alude a la existencia de determinados marcadores genéticos "que orienta acerca de si una persona tiene un mayor o menor grado de riesgo de padecer en un futuro una enfermedad mental".
Con todo, aclara que con la "vulnerabilidad genética" que pueda presentar un paciente "no basta, puesto que también depende del entorno y el contexto en el que se mueva la persona". No obstante, explica que en lo que sí ayudan estos marcadores genéticos "es a la farmacocinética y en saber qué medicamentos son mejores para el enfermo en términos, por ejemplo, de adherencia terapéutica".
De otro lado, se refiere a la necesidad de restringir aún más entre los jóvenes el acceso a determinadas sustancias adictivas, entre las que cita el consumo de alcohol, "ya que la percepción del riesgo por el consumo de alcohol es cada vez menor al no verlo como una sustancia adictiva", añade Bobes, quien lamenta que en la actualidad "los jóvenes no requieren hacer muchas 'piruetas' para acceder a estas y otras sustancias adictivas".

15 octubre 2006

La ansiedad generalizada afecta el doble a las mujeres que a los hombres

El Consenso Español sobre el Trastorno de la Ansiedad Generalizada, documento realizado por psiquiatras españoles concluye que un 20 por ciento de los españoles presentará algún tipo de trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, siendo los de tipo generalizado los más prevalentes. Además, esta patología afecta –calculan los expertos- prácticamente a dos mujeres por cada hombre y se inicia antes de los 30 años. La ansiedad "así concebida afecta al 20 por ciento de la población en algún momento de su vida y provoca síntomas físicos y psicológicos que requieren de abordaje terapéutico", recoge el texto, elaborado con el fin de servir de herramienta "fundamental" en la práctica clínica diaria de psiquiatras y médicos de Atención Primaria en cuanto a identificación, diagnóstico y tratamiento del trastorno.
En cuanto al manejo de esta enfermedad en el primer nivel asistencial, Julio Bobes, jefe del Servicio de Psiquiatría del Área Sanitaria de Oviedo, explica que, desde el 16 de septiembre y en virtud del Real Decreto por el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud (SNS), estos problemas tendrán que tratarse en el médico de familia.
Bobés concreta también que el médico de familia tendrá que abordar la detección, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos adaptativos, por ansiedad y depresión, derivándose a los servicios de salud mental sólo en caso de quedar "superada la capacidad de resolución" del nivel de atención primaria.

11 octubre 2006

Ansiedad que padecen entre 5 y 10% de los usuarios adictos a la red

Internet es hoy en día un recurso invalorable de uso cotidiano. Pero para algunos, este uso ha pasado a niveles peligrosos: Se estima que entre el cinco y el diez por ciento de sus usuarios padecen de “Trastorno Adictivo a Internet”, o sea una relación enfermiza con la utilización de la Red. Kimberly Young, profesora de la Universidad de Pittsburg y creadora del Center for OnLine Addiction, define este problema como “un deterioro en el control de su uso que se manifiesta en un conjunto de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos y que genera una distorsión de los objetivos personales, familiares o profesionales”.
Se puede reconocer la adicción cuando el estar conectado perjudica otras áreas de la vida diaria, por ejemplo: se desatienden labores del hogar, surgen conflictos con la pareja o la familia, baja el desempeño en los estudios, se ve perjudicada la productividad en el trabajo, se pierden las horas de sueño necesarias o se abandonan actividades sociales o recreativas que solían disfrutarse. Para algunos, la web se transformó en una forma de evadir los problemas de la vida real, ya sea generando relaciones virtuales en chats, recreando personajes en juegos de rol o tan sólo matando el tiempo. Se llega a un punto en que la existencia cotidiana se percibe como aburrida o poco satisfactoria sin los estímulos que proporciona Internet. Esto llevaría a generar sensaciones de ansiedad o de depresión cuando no se está conectado, o bien de irritación cuando otras personas interrumpen la sesión de navegación.
Quienes sufren este trastorno a menudo pierden noción del tiempo que pasan navegando, e incluso cuando saben que es demasiado siempre encuentran una excusa para pasar “sólo unos minutitos más” antes de apagar la computadora.
Esta imposibilidad de desconectarse muchas veces conduce a una dificultad de cumplir a horario con los compromisos, y cuando otros hacen notar el problema se tiende a ocultar el tiempo que se ha pasado navegando. Sin embargo, es necesario aclarar que la adicción no está relacionada solamente con la cantidad de horas online. Por ejemplo, hay profesiones que requieren gran cantidad de tiempo diario frente a una computadora o en Internet, sin que sean casos patológicos. Sí debe prestarse atención cuando el uso de la red ocasiona cambios en la construcción de vínculos con el entorno e incluso deteriora la salud.
Categorías. Dentro del Trastorno Adictivo a Internet pueden delinearse cinco subtipos: adicción cybersexual, relacionada con la pornografía online y los chats eróticos; adicción a cyber relaciones, cuando los amigos online se vuelven más importantes que las relaciones cara a cara, lo que puede derivar incluso a ruptura marital o problemas familiares; compulsiones como jugar, apostar en línea o realizar compras que llevan a perder grandes montos de dinero; sobrecarga de información, cuando se pasan excesivos períodos de tiempo navegando y buscando datos, lo que representa una tendencia obsesiva compulsiva; adicción a la computadora, no unida a actividades online (por ejemplo, con juegos de PC). Como otras adicciones, también puede presentarse síndrome de abstinencia cuando se discontinúa el uso. Suele demostrarse con ansiedad, pensamientos recurrentes o sueños sobre Internet, movimientos involuntarios similares a los que se efectúan en el teclado, y por supuesto, la necesidad de volver a navegar para aliviar estos síntomas.
Un test en Internet puede funcionar como primer diagnóstico de este trastorno. Puede encontrarse en eutimia.com/tests/iad.htm. Aunque desde ya, quienes sientan que el uso de la red interfiere con su vida deben buscar la solución fuera de la misma, en la consulta con un psicólogo.
¿Cómo saber si se es adicto a Internet? Estas preguntas desenmascaran algunos signos de alarma:
¿Se siente preocupado por cuestiones relativas a Internet (piensa sobre la actividad online anterior o anticipa la sesión en línea futura)?
¿Siente necesidad de incrementar el uso de Internet cada vez que se conecta para lograr conseguir satisfacción?
¿Ha hecho esfuerzos repetidos e infructuosos para controlar, reducir, o frenar el uso de Internet?
¿Se sintió inquieto, malhumorado, deprimido, o irritable cuando ha intentado reducir o detener el uso de Internet?
¿Se queda conectado más tiempo del que originalmente tenía intención?
¿Puso en riesgo alguna relación personal significativa, trabajo, educación u oportunidades en su carrera debido al uso de Internet?
¿Ha mentido a su familia, terapeuta u otros para ocultar la magnitud de su involucramiento con Internet?
¿Usa Internet como una manera de escapar de los problemas o de aliviar ciertos estados de ánimo displacenteros (por ejemplo, sentimientos de impotencia, culpa, ansiedad, depresión)?
Si responde “sí” a cinco a más de estas preguntas, usted puede estar sufriendo de una adicción a Internet y debería consultar el tema con un profesional. (Teléfono de ayuda en BCN, España: 934301290).

10 octubre 2006

Trastorno del comprador compulsivo

Uno de cada 20 adultos encuentra que no tiene la fuerza de voluntad para dejar de comprar artículos que ni siquiera quiere o necesita. Y los hombres son igual de propensos que las mujeres a sufrir el trastorno de "compra compulsiva", de acuerdo con la encuesta más grande de su tipo realizada hasta ahora. "Esa fue la mayor sorpresa, que los hombres adoptan este comportamiento casi tan frecuentemente como las mujeres", dice el Dr. Lorrin Koran, profesor emérito de psiquiatría de la Universidad de Stanford.
Señala que los hallazgos contradicen la creencia convencional de que la compra compulsiva es un "trastorno de la mujer". Esa impresión se debe a que las mujeres constituyen generalmente la gran mayoría de los voluntarios que participan en estudios para analizar el trastorno.
Sin embargo, Koran destaca que es probable que los hombres que tienen obsesión por compras sean más renuentes que las mujeres a admitir que tienen un problema. "Por lo general, los hombres buscan atención psiquiátrica con menos frecuencia que las mujeres", apunta. "No es cosa de hombres pedir ayuda". El estudio, que aparece en la edición de octubre del American Journal of Psychiatry, también halló que la compra compulsiva empieza a menudo en la adolescencia o al comienzo de la veintena, además de que está relacionada con un menor ingreso. De acuerdo con Koran, la compra compulsiva es más que un despilfarro ocasional con arrepentimiento posterior. Más bien, el ansia por comprar se convierte en algo constante y abrumador. Para la gran mayoría, el acto de echar un vistazo y comprar sustituye poco a poco el tiempo dedicado al trabajo, a la familia o a otras actividades. Para considerarse como un trastorno, "el comportamiento tiene que estar relacionado con una angustia marcada e interferir con el funcionamiento", dice Koran. El comprador compulsivo típico siente a menudo una sensación de euforia mientras compra, pero esa "subida del ánimo" da paso más tarde al remordimiento y a la ansiedad. "Es después de que una persona se da cuenta que ha gastado el dinero que no tenía y que discute con su pareja por tener tanta ropa en el armario que nunca se pone", señala Koran. "Ahí es cuando aparece el arrepentimiento". Las causas primigenias de la adicción a la compra aún no están claras. Pero la investigadora británica Helga Dittmar, catedrática de psicología de la Universidad de Sussex, dijo que dos factores, como la gran apreciación de lo material y una pobre autoestima, parecen ser factores de riesgo. En este escenario, comprar es visto como una forma de realización personal. "La gente compra todos esos artículos de consumo que simbolizan una parte de su yo ideal", explica Dittmar. Pero ¿qué tan prevalente es la compra compulsiva? Los cálculos anteriores, basados en pequeñas muestras, oscilaban entre el 2 y el 18 por ciento de la población. En este nuevo estudio, el equipo de Koran realizó una encuesta telefónica a nivel nacional a más de 2,500 adultos. Tras la recopilación de datos demográficos y de ingreso, los investigadores usaron un instrumento de evaluación estándar llamado Escala de compra compulsiva para determinar si una persona reunía los requisitos para tener el trastorno. Descubrieron que el 5.8 por ciento de los entrevistados, de hecho, sí traspasaba el umbral de compra compulsiva. Las tasas diferían un poco entre las mujeres (6 por ciento) y los hombres (5.5 por ciento). Los compradores compulsivos tendían a ser más jóvenes que las personas que no estaban afectadas por el trastorno y eran más probable que ganaran menos de $50,000 al año, halló el estudio. El hallazgo de que la compra compulsiva afecta tanto a los hombres como a las mujeres no tomó por sorpresa a Dittmar. Señala que los estudios británicos habían mostrado poca evidencia de una brecha entre los sexos, sobre todo entre la gente joven. Y anota que los estudios clínicos sobre el trastorno reclutaban participantes por lo general a través de revistas para mujeres y puntos de venta similares, algo que incrementaba la participación de las mujeres. Koran resalta que los hombres que compran de manera compulsiva tienden a adquirir artículos diferentes a los de las mujeres. "Los hombres tienden a comprar artículos de alta tecnología, cámaras CDs, libros, herramientas y aparatos", señala. "Las mujeres tienden a comprar ropa, joyas, maquillaje, artículos para el hogar, obras de arte". También "algunas sugerencias de la literatura de investigación indican que los hombres son más propensos a ser coleccionistas patológicos y a volverse adictos a las subastas", dice Dittmar. Cualquiera que sea el sexo, los compradores compulsivos no son más felices por gastar sin límites, señalaron los expertos. De hecho, muchos están muy endeudados, llenos de remordimiento y vergüenza en la medida que ocultan su adicción a familiares y amigos. Algunos estudios han relacionado la afección con un mayor riesgo de suicidio, destaca Koran. Es por ello que tanto Koran como Dittmar abogan por la inclusión formal del trastorno de compra compulsiva en el próximo Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, el manual estándar para el tratamiento psicológico y psiquiátrico en todo el mundo. Tomando como base las cifras del nuevo estudio, "la compra compulsiva es al menos tan prevalente como muchos otros trastornos clínicos", anota Dittmar. "Me parece que, al final, favoreceré su inclusión en el DSM, pues reconocerá y ayudará a incrementar la concienciación pública sobre la gravedad de la compra compulsiva". Agrega que, hasta ahora, "existía la tendencia a dar poca importancia a los "adictos a las compras". Es hora de acentuar las graves consecuencias psicológicas, sociales y financieras de comprar compulsivamente". Koran estuvo de acuerdo, al subrayar que sí existen tratamientos efectivos que comprenden antidepresivos y psicoterapia. Pero señala que los afectados deben primero dar un paso al frente. "Siempre es importante animar a la gente que tiene estos tipos de trastornos a buscar tratamiento", señala. "Hay cosas que podemos hacer para ayudar".

08 octubre 2006

La ansiedad, un trastorno muy frecuente

Insomnio y rigidez muscular, dos de los principales síntomas
La ansiedad es una respuesta natural ante un peligro inminente que tiene por objeto mantenernos en alerta para poder evitarlo. Pero en nuestra sociedad la ansiedad está asociada a uno de los trastornos psíquicos más frecuentes y está relacionada, la mayor parte de las veces, con el sistema de vida.
Y es que las condiciones de vida de la sociedad moderna y occidental se caracterizan por alentar a sus integrantes a competir constantemente, y a rendir al máximo no sólo en el trabajo sino en todos los aspectos de la vida. Pertenecer a una sociedad de consumo, donde los medios de comunicación inducen al individuo a adquirir constantemente cosas, implica una necesidad que únicamente es aliviada en el momento del reconocimiento breve de nuestra acción o en el acto de consumir.
Detonantes
Tal situación requiere, además, que permanezcamos alertas ante las nuevas situaciones que surjan a nuestro alrededor para poder superarlas, y a medida que uno adquiere mayores compromisos, las amenazas son mayores.
El estado anímico general de quienes viven en esta sociedad se ve afectado por lo general por sensaciones de vacío, soledad y falta de incentivos, y las grandes ciudades absorben la personalidad de los que la habitan.
Esta situación genera una sensación de insatisfacción que tiene sus propias consecuencias psicológicas, cuya patología más común es la ansiedad.
Síntomas
Los síntomas más comunes a la ansiedad son: taquicardias, sensación de ahogo, sensación de pérdida del conocimiento, transpiración, rigidez muscular, debilidad muscular, insomnio, inquietud motora, dificultades para la comunicación, pensamientos negativos y obsesivos.
Es bueno advertir que en estos casos también se recomienda a los pacientes someterse a un examen médico completo para descartar algunas insuficiencias coronarias que pueden presentar estos síntomas.

27 septiembre 2006

Acerca de la ansiedad: Usted no está solo

Los relatos que usted encontrará aquí provienen de dos personas de la vida real que padecen lo que los médicos llaman trastornos de ansiedad. Si usted ha tenido experiencias similares, es posible que padezca un problema parecido. Miles de personas sufren de uno o de varios tipos comunes de trastornos de ansiedad. Billy y Marie son sólo dos ejemplos. Sin hablar de cuáles son sus síntomas exactos, es importante comprender una sola cosa. Los transtornos de ansiedad pueden ser tratados de manera eficaz.

¿Qué son los transtornos de ansiedad?
Todos tenemos miedo o nos preocupamos de vez en cuando. De hecho, muchos de nosotros estamos preocupados la mayor parte del tiempo: sobre el crimen, el dinero, los empleos, los hijos, los padres y las enfermedades, entre otras muchas preocupaciones. Sin cierto grado de ansiedad, no lograríamos hacer nada. Por ejemplo, si usted no le preocupara conservar su empleo, probablemente no trabajaría lo suficiente. Preocuparse puede ser útil. Pero en algún momento, algunos de nosotros cruzamos la frontera hacia un trastorno de ansiedad. Los médicos consideran que los trastornos de ansiedad son exageraciones de los temores normales. Los trastornos de ansiedad adquieren diferentes formas. Algunas personas se preocupan constantemente; no pueden concentrarse porque no pueden dejar de pensar en una preocupación particular. Pero esa preocupación se vuelve desproporcionada. Por ejemplo, una persona podría estar casi llorando al preocuparse por la seguridad de su hijo aun cuando supiera que el niño se encuentra seguro en casa. Otras personas, como Bill, experimentan síntomas que les hacen pensar que están sufriendo un ataque cardiaco. Algunas, como Marie, experimentan ataques de pánico.
Sin embargo, pese a que quienes padecen trastornos de ansiedad a menudo refieren síntomas diferentes, tienen una cosa en común: Sus temores son desproporcionados en relación con lo que ocurre realmente en su vida. Sus preocupaciones cobran vida propia. Como Marie dijo: No se aproximaban al tren; sólo se sentía así.

¿Cuál es la causa de los trastornos de ansiedad?
Los científicos no saben por qué algunas personas padecen trastornos de ansiedad. Es probable que la herencia desempeñe un roll, y, de hecho, Bill y Marie son parientes cercanos. Aunque Bill tenía dificultades en su trabajo y en su hogar cuando su problema comenzó, había pasado por momentos más difíciles sin experimentar síntomas de un trastorno de ansiedad ni síntomas físicos molestos.
Cuando surgieron los problemas de Marie, ella estaba decidiendo terminar la relación con su novio, mudarse de casa de sus padres y empezar a asistir a la Universidad. Pero, del mismo modo que Bill, había pasado por momentos difíciles sin problemas. Bill y Marie se sentían frustrados porque sabían que sus problemas no eran realmente tan serios. Entonces, ¿de dónde provenía toda esa ansiedad?
Parece ser que la alarma contra el miedo es demasiado activa en las personas que sufren de trastornos de ansiedad. Esto no significa que su carácter sea débil o que exista un problema de personalidad. La mayoría de las personas que sufren de trastornos de ansiedad están bien adaptadas y son productivas. Sólo que de vez en cuando— algunas partes de su cerebro comienzan a jugarles bromas pesadas. Nadie sabe a qué se debe esto.

¿Cómo puedo sobrellevar esto?
Los trastornos de ansiedad pueden ser tratados. Esto no significa que usted no volverá a tener problemas con la ansiedad, pero puede aprender a controlar los síntomas. En caso necesario, su médico le recomendará algunos medicamentos para ayudarlo hasta que sea capaz de controlar los síntomas por sí mismo. Lo que hay que recordar es que los médicos y los psicoterapeutas tienen mucha experiencia en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Con la ayuda correcta, usted obtendrá alivio de sus síntomas.
Por ahora, lo mejor que puede hacer por usted es aprender todo lo posible acerca de los trastornos de ansiedad.
"Durante el día, todo lo que hacía era preocuparme. Estaba sometido a estrés en el trabajo y en casa, pero mis preocupaciones eran desproporcionadas en relación con lo que realmente ocurría. Todo empeoraba cuando me acostaba en las noches. Mi corazón se aceleraba y comenzaba a latir fuertemente, y —cuanto más me asustaba-- los latidos empeoraban. En varias ocasiones estuve a punto de pedirle a mi esposa que llamara a una ambulancia porque tenía certeza de que moriría en cualquier momento. Finalmente me quedaba dormido, pero a la mañana siguiente me sentía exhausto". Bill, 36 años de edad
"Estaba tan asustada por los ataques de pánico que deseaba huir de mí misma. Sin razón alguna, me sentía aterrorizada súbitamente, como usted se sentiría si estuviera atado a la vía del tren y éste se aproximara a usted. Pero no había tren ni motivo para estar asustada. Al principio sólo me molestaban los ataques, pero luego comencé a sentirme mal la mayor parte del tiempo. De alguna manera, no me sentía real, y no podía concentrarme en nada. Me sentía tan mal que era difícil imaginarme que nadie a mí alrededor notaría, algo diferente." Marie, 25 años de edad

¿Qué le pasó a Bill y a Marie?
A Bill le practicaron varias pruebas y encontraron que su corazón era normal. Cuando él supo que sus síntomas eran provocados por ansiedad (no por problemas cardiacos), acudió a un psicoterapeuta que se había especializado en ayudar a las personas con este tipo de problemas de ansiedad. Pudo haber tomado medicamentos, pero decidió probar con algunos ejercicios de relajación diseñados específicamente para ese fin. Él practica los ejercicios diariamente, aun cuando se siente bien, y cuando su corazón comienza a acelerarse, los ejercicios le ayudan a controlar los síntomas rápidamente.
Marie estaba a punto de consultar a un médico por causa de sus síntomas cuando se topó con un libro sobre ansiedad. Este libro le ayudó tanto, principalmente al asegurarle que no estaba loca, que volvió a sentirse normal rápidamente. Al mismo tiempo, los problemas a los que se enfrentaba se resolvieron de modo gradual. Los ataques de pánico se volvieron menos frecuentes y finalmente desaparecieron. Desde entonces, ha tenido algunos trastornos terribles, pero no ataques de pánico ni ansiedad anormal durante más de diez años. Cuando cree que el pánico podría presentarse, regresa a sus libros. También está consciente de que puede obtener ayuda y, en caso necesario, medicamentos si el problema vuelve a aparecer.
Estos libros fueron escritos para personas con trastornos de ansiedad
Babior S, Goldman C. Overcoming Panic Attacks: Strategies to Free Yourself from the Anxiety Trap. Minneapolis: CompCare Piblishers, 1990.
Barlow DH, Craske MG. Mastery of Your Anxiety and Panic, Albany, N.Y.: Graywind Publications, 1994.
Gold MS The Good News About Panic, Anxiety, And Phobias, Nueva York: Bantam Books, 1989.
Greist JH, Jefferson JW, Marks IM. Anxiety and Its Treatment. Nueva York: Warner Books, 1986.
Leaman TL: Healing the Anxiety Diseases. Nueva York: Plenum Press, 1992.
Sheehan DV. The Anxiety Disease. Nueva York: Bantam Books, 1986.
Weekes C. Hope and Help for Your Nerves. Nueva York: Hawthorne Books, Inc., 1969.
Wilson RR. Don´t Panic: Taking Control of Anxiety Attacks. Nueva York: Perennial Library (división de Harper and Row), 1986.
Si necesita más información sobre bibliografia o terapia especializada a la que acudir escriba al siguiente correo electrónico

25 septiembre 2006

Proteína cerebral relacionada con la ansiedad y los problemas con la bebida

Una proteína clave del cerebro podría tener una función importante tanto en la bebida como en la ansiedad, informan investigadores de los EE.UU.
Afirman que las ratas con menores niveles de la sustancia química buscaban el alcohol.
"En las personas, el alcoholismo se relaciona de manera muy intensa con los trastornos de ansiedad. Además, está bien establecido que niveles altos de ansiedad promueven el consumo de alcohol y también tienen una función crucial en la recaída en el consumo del alcohol".
"Nuestro estudio sugiere que hay un mecanismo neuroquímico molecular en la amígdala que podría ser responsable de la asociación entre los niveles altos de ansiedad y una conducta de consumo alcohólico excesivo", afirma Pandey, cuyo equipo publicó su hallazgo en la edición del Journal of Neuroscience.
En su estudio, los investigadores redujeron la expresión de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC) en tres áreas de la amígdala, el área del cerebro relacionada con la emoción y el miedo.
Menores niveles de FNDC en las áreas central y media de la amígdala resultaron en un aumento tanto de la ansiedad como del consumo de alcohol en las ratas.
Cuando se usaron inyecciones de FNDC para restaurar los niveles de la proteína a la normalidad, la ansiedad y el consumo de alcohol de las ratas disminuyeron, apunta el estudio.
Los niveles menores del FNDC en la tercera área, la amígdala basolateral, no tuvieron efecto sobre las ratas.
El FNDC juega un importante papel en el crecimiento y mantenimiento de las neuronas. Estudios anteriores con seres humanos han sugerido que una variación en el gen del FNDC podría estar relacionada con trastornos de ansiedad y alcoholismo.
Los investigadores afirman que el hallazgo podría ayudar en el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar o prevenir la ansiedad y el alcoholismo.

22 septiembre 2006

Los pacientes con fibromialgia tienen siete veces mayor riesgo de padecer trastornos de ansiedad

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos), los pacientes con fibromialgia tienen más posibilidades de sufrir trastornos psiquiátricos, como depresión, trastorno bipolar, ansiedad o trastornos de la alimentación, sugiriendo posibles causas comunes. Además, en muchos casos los trastornos psiquiátricos son anteriores al desarrollo de fibromialgia, lo que hace improbable que los trastornos del humor sean una simple reacción al dolor crónico.
Este trabajo, publicado en “Journal of Clinical Psychiatry”, se basó en la comparación de familias con miembros afectados de fibromialgia o de artritis reumatoide, para un total de 108 adultos con fibromialgia –casi todos mujeres- y 228 sin fibromialgia. Los resultados mostraron que, de promedio, los pacientes con fibromialgia tenían tres veces mayor riesgo de depresión, siete veces de trastorno de ansiedad, de dos a tres veces de trastornos de la alimentación y de abuso de sustancias, así como mucho mayor riesgo de trastorno bipolar.
Los autores sugieren que puede existir una “vulnerabilidad compartida” de determinados pacientes a ambos tipos de patología, sea por cuestiones genéticas o ambientales, como el estrés crónico.

21 septiembre 2006

Autogénesis de la ansiedad

El Dr. V. Pablo Rodríguez utiliza la palabra autogénesis al referirse al fenómeno de la ansiedad, porque entiende a ésta, no como una enfermedad en si misma, tal y como suele hacerse habitualmente, incluidos muchos profesionales de la salud mental, sino como un mero síntoma, como una manifestación organísmica o aviso de que, la persona que lo experimenta se está saliendo peligrosamente del ámbito de lo real.
Ese ámbito de lo real no es otro que el de lo posible, lo factible. Entonces, tan pronto como un ser humano- a través de diversos mecanismos mentales, que no van más allá de su pensamiento y de su fantasía - intenta escapar de esa realidad posible, que no es otra cosa que su actuación, percepción y vivencia del "aquí" y el "ahora", estará perdiendo, sea o no consciente de ello, el contracto con la realidad. Estará comenzando a operar, de forma exclusiva, con su imaginación, con sus fantasías, con sus pensamientos, guiados todos ellos, por regla general, por el miedo, el deseo, la culpa y, por encima de todos estos sentimientos a cual más neurótico, por la necesidad de controlar la realidad en un momento imposible.
La persona está huyendo, se está alejando peligrosamente hacia mundos imaginarios con el ansia de manipular y modificar la realidad a su antojo.
La dirección que suelen tomar esas fantasías, presuntamente manejadoras de la realidad ( y digo presuntas porque tan control jamás se da de hecho, sino única y exclusivamente en el ámbito de lo ilusorio), puede ser, las más de las veces, de alguno de estos cuatro tipos que paso a describir a continuación:
1. La persona intenta con su mente adelantarse en el tiempo y situarse en una fecha y situación posteriores al momento y lugar en el que vive en ese instante. Su intención es, generalmente, la de evitar un peligro potencial, conseguir algo que considera un bien, etc. Lo cierto es que tal meta es de todo punto imposible: no se puede estar en Madrid, en la casa propia, el 2 de febrero a las 5:00 p.m. sentado en un sillón y, al mismo tiempo, pongamos por caso, estar evitando que un hijo pequeño, que juega en torno nuestro, sea mayor, lo llamen a filas, sea enviado por el ejército a otro país con un conflicto bélico y reciba el impacto de un obús.
Una persona que en su mente esté generando una fantasía similar a la del ejemplo que acabo de citar, indefectiblemente experimentará ansiedad; quizás incluso llegue a sentir en su propio cuerpo, ese correlato físico de la ansiedad que es la angustia.
¿Podemos decir que esa persona que experimenta tal angustia sea una persona enferma? Es obvio que la respuesta sería unánime: no. Lo único que ha ocurrido es que dicha persona se ha salido con su mente de esa única realidad posible que es vivir su momento presente y ha intentado manipular, de forma estéril por otra parte, un posible futuro. Por tanto, no tiene sentido hablar de patología ansiosa ni ningún otro cuadro o etiqueta psicopatológica, pues la ansiedad que ha experimentado es simplemente eso: una ansiedad- señal, que como decíamos, genera su propio organismo, para que sea consciente de lo ilusorio de su propósito y rectifique cuanto antes reingresando de nuevo en el ámbito de lo real.
2. La persona, también con su mente como todo utillaje, se sale de su realidad, de la realidad, y comienza, inconscientemente, a compararse con un modelo de lo que cree que tiene que ser, modelo habitualmente generado por sus padres, por sus educadores y por la influencia del entorno, y que, al final, ha llegado a hacer suyo, (bien sea un modelo en el plano físico, estético, moral, profesional, afectivo, etc.). Por un momento, está intentando también otro imposible: ser quien no es. Podrá fantasear durante minutos, horas y hasta días, pero todo ese proceso sobreideacional no se convertirá, ni por su duración ni por su contenido, en algo real. Y, de nuevo, su naturaleza generará la ansiedad-señal para recordarle que no puede ser otro, en esos momentos, que el que es.
3. La persona, en esta ocasión, fantasea con ser recompensado con un valioso trofeo por su sensacional actuación en un campeonato internacional de patinaje artístico. Los aplausos son atronadores. Los latidos de su corazón se aceleran de la emoción y de la satisfacción de haber conseguido su meta más anhelada. Inmediatamente, esas sensaciones se convierten en una intensificación galopante de los latidos de su corazón, en una enorme dificultad para respirar y en una sensación de poder desplomarse, o incluso morir, de un momento a otro. La persona de nuestro ejemplo vive, desde hace muchos años, sentada en una silla de ruedas.
De nuevo estaríamos ante alguien que huye de la realidad e intenta lo imposible. No se trata de que una persona, sea cual fuere su estado de invalidez o de salud, no tenga legítimo derecho a tener aspiraciones y metas, de todo tipo y de todo tamaño. Lo que le estará recordando la ansiedad-señal será que, justamente esa meta que estaba soñando, y quizás algo más que soñar, se estaba "exigiendo", era algo absolutamente imposible. Que, para él, como para tantos otros, queda fuera del alcance de su realidad.
4. Un último caso de ansiedad-señal, generada, como en todos los otros ejemplos, por el propio individuo, esta vez en el sentido inverso al que exponíamos en el primer caso. La persona, aquí se limita a recordar. Recuerda con tal intensidad que llega a perder la consciencia de que simplemente está recordando. De repente, siente un extraordinario agotamiento y un entumecimiento de su musculatura, especialmente de cintura para abajo. Se ve avanzando en una larguísima playa mediterránea. En un descuido, su hijo de cinco años, que jugaba tranquilamente en la arena, con su cubo y su pala, ha cambiado de actividad y ha decidido meterse en el mar, - que en un principio cubría sólo sus tobillos - para pasar a estar, en un escaso espacio de tiempo, cubierto literalmente por el agua. El niño se ahoga. Su padre intenta lo imposible. El corazón parece salírsele por la boca. Un ruido cualquiera, el timbre de la puerta o el sonido del teléfono, le devolverán de nuevo al "aquí" y "ahora". Ha estado confundiendo el presente con el pasado, lo que sucede con lo que sucedió. Ha querido, con su mente, con su fantasía, rescatar y librar de la muerte a un hijo que, por desgracia, perdió hace muchos años en unas funestas vacaciones.
De nuevo la persona ha huido, se ha salido del presente, con la ilusoria pretensión de modificar un error de su pasado. Esfuerzo de todo punto inútil. Esa crisis de ansiedad, esa angustia, le están indicando la imposibilidad absoluta de actuar en un tiempo que ya no existe. Esa y no otra es la función de la ansiedad.
Conclusión: Todo esfuerzo dirigido a la consecución de un objeto imposible sólo puede generar ansiedad, como aviso inicial, o una tremenda frustración existencial y un proceso crónico de ansiedad y angustia, si el individuo no se percata de dicha imposibilidad, persiste en su irreal empeño, y no se centra, en suma, en lo que le es factible.
¿Ansiedad Normal y Patológica?
Todos los ejemplos expuestos más arriba lo serían, por tanto, de ansiedad normal. Una ansiedad también normal - y esto ya ha sido suficientemente estudiado desde hace bastantes años - es aquella que todos los seres humanos necesitamos en una dosis moderada, y que nos resulta imprescindible para experimentar la motivación, el estímulo imprescindible para la acción. Sin ella, el individuo caería en un estado de postración y pasividad cuasi absolutos, que más bien pronto que tarde le conduciría inexorablemente a la muerte.
Pero ¿ y la ansiedad que acompaña a todos los procesos neuróticos, a las obsesiones y fobias, a las histerias y a la angustia, a la depresión y las somatizaciones, a los trastornos y disfunciones sexuales? Esa será la patológica ¿no?
Pues la opinión del Dr. V. Rodríguez es que no. Su opinión es que en todos y cada uno de esos procesos, tan bien clasificados y etiquetados, el tema de fondo viene a ser el mismo: el "enfermo", de mil y una maneras diferentes, se está empeñando en no ser él mismo, se está empeñando en ser como le gustaría ser, en ser como le dijeron que tenía que ser... Se está empeñando en ser, en definitiva, como cualquiera menos como él mismo. Y es ese descuido en el ser uno mismo, esa imposibilidad de asumirse tal y como uno es, y emplear todas las energías en metas imposibles y batallas perdidas lo que conduce a eso que se ha venido en llamar: ENFERMEDAD MENTAL.
El Dr. Valentín Pablo Rodríguez Fernández es Psicólogo Clínico, Sexólogo y Psicoanalista. Miembro Psicoterapeuta de la “Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicología Médica” y de la “Sociedad Española de Psicología”. Psicoterapeuta acreditado por la "Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas" (F.E.A.P.) Miembro de la "Sociedad Madrileña de Sexología" (World Association for Sexology). Miembro de la "Sección de Psicología Clínica y de la Salud" del Colegio Oficial de Psicólogos. Miembro de la "Asociación Iberoamericana de Webmasters de la Sanidad"(AIWS). Miembro de la "Sociedad Iberolatinoamericana de Salud Mental en Internet"(SISMI).

20 septiembre 2006

Trastornos por ansiedad generalizada

Entre los "trastornos por ansiedad", además de las crisis de angustia o panic "disorders", figuran los trastornos por ansiedad generalizada, que según la Amerian Psychiatric Association, se presentan en el 4% de la población mayor de 18 años, al menos una vez en su vida. Los mismos se caracterizan por una ansiedad persistente que dura alrededor de un mes.
Son sus síntomas relevantes:
1. La tensión motriz: temblores, estremecimientos, tics palpebrales, intranquilidad, etc.
2. Hiperactividad vegetativa: palpitaciones, taquicardia, sudoración, mareos, crisis de calor o de frío, diarrea, palidez, malestar en el estómago, sensación de vacío en la cabeza, etc.
3. Expectación ansiosa: miedo anticipado respecto a desgracias que pudieran sobrevenir a uno mismo o a los demás.
4. Actitud vigilante y alerta: atención exagerada a ciertos estímulos medioambientales, que confirmarían las presunciones alarmantes, con la consiguiente dificultad de concentración, insomnio, impaciencia, distraibilidad, sensación de no poder más, etc.
Los "trastornos por ansiedad generalizada" deben diferenciarse de cualquier otro trastorno mental o físico, como el hipertiroidismo, la depresión mayor, la intoxicación por exceso de café y de otros trastornos mentales orgánicos.
Los factores desencadenantes suelen ser reconocidos fácilmente, ya que provienen de circunstancias psicosociales que han generado el cuadro: separaciones, viudez, repentina, enfermedad de los hijos, relaciones conflictivas con familiares cercanos, problemas laborales, mudanzas, pleitos, ingreso en la menopausia, tener que afrontar intervenciones quirúrgicas propias o de allegados, hostilidad en las relaciones de pareja, etc.
No toda persona reacciona con un "trastorno con ansiedad generalizada" frente a una situación de stress. La personalidad previa producto de la historia personal, además de los factores constitucionales predisponen al mismo.
Dado que los síntomas ya referidos producen una moderada incapacidad laboral y social, puede ocurrir que las personas afectadas por este padecimiento (en la desesperación por encontrar un paliativo que alivie su tensión), recurran al alcohol, los barbitúricos, y/o los ansiolíticos, que generan con el correr del tiempo una dependencia hacia ellos o una "depresión mayor".
La precocidad en la consulta psicológica podrá ayudar a prevenir males irreparables.

19 septiembre 2006

Trastorno de Pánico

Los ataques de pánico consisten en la aparición de un miedo intenso que se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión habitualmente dentro de los 10 minutos. La persona experimenta una sensación de peligro o de muerte inminente y una urgente necesidad de escapar, acompañada de síntomas corporales como palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, mareos, etc. —respuestas fisiológicas normales que forman parte del miedo y de la ansiedad—. Cuando se ha producido más de uno y el individuo queda pendiente de que se repitan, o modifica aspectos de su estilo de vida por haberlos tenido, se habla ya de un “Trastorno de Pánico”.
Aunque recién en 1980 el Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación de Psiquiatría de los Estados Unidos definió al Trastorno de Pánico como hoy lo conocemos, en ese corto tiempo se produjeron importantes avances en la comprensión de sus causas y, en consecuencia, en el diseño de tratamientos específicos para su curación.
TODO COMENZÓ CON UN ATAQUE. Cuando atraviesan o acaban de atravesar un período de estrés, algunas personas reaccionan con un ataque de pánico. Su cerebro —debido a una predisposición genética— se “equivoca” y reacciona con terror ante un peligro que no existe. Aunque 10-12% de la población ha experimentado por lo menos un ataque de pánico en los últimos 12 meses, sólo uno de cada diez de quienes lo sufrieron desarrollará un Trastorno de Pánico. El miedo ante las sensaciones corporales que son parte de la ansiedad es la causa que transforma a lo primero en lo segundo. Esto le sucede a un individuo con determinadas vulnerabilidades biológicas y psicológicas. Por factores genéticos, alguien nace predispuesto a experimentar emociones desagradables —miedo, tristeza, rabia, vergüenza— en forma más intensa y más frecuente que otros. Pero no llegará a materializar esta predisposición a menos que aprenda a creer, ya desde sus primeros años, que él no está al frente de su propia vida, a creer que —por el contrario— su vida está gobernada por fuerzas poderosas que no controla —la suerte, los otros, el destino—. Esta combinación de factores genéticos y experiencias psicológicas predispone a sufrir cualquiera de los numerosos trastornos de ansiedad. ¿Cómo se produce, entonces, la “especialización” en temerle a las sensaciones corporales que forman parte de la ansiedad? Es que ya de niños sus padres sobreprotectores y ansiosos le enseñaron —de manera explícita o a través del ejemplo— que cuando el corazón late rápidamente o cuando uno se marea, o le falta el aire, es siempre alarmante o que experimentar cierto nivel de ansiedad es intolerable y conducirá a “perder la cabeza”.
También es frecuente que estos pacientes hayan sufrido hechos traumáticos, tales como la muerte súbita de un ser querido. “Mi padre volvió de hacerse un electrocardiograma que le dio normal y cuando entró a casa, cayó muerto al suelo”, contará un paciente en quien una puntada suave y para nada peligrosa que sienta en el pecho termina en ataque de pánico. Cuando alguien con estas vulnerabilidades previas afronta determinados acontecimientos vitales difíciles y su nivel de ansiedad aumenta, saldrán a la luz sus creencias en la incontrolabilidad y peligrosidad de las sensaciones corporales. Modificar estas concepciones erróneas constituye el eje del tratamiento cognitivo-conductual del Trastorno de Pánico.

18 septiembre 2006

¿Podemos saber si tenemos ansiedad con un test?

Aunque siempre debe ser nuestro médico quien diagnostique los trastornos de ansiedad, algunos test pueden indicarnos el grado de ansiedad que padecemos y si debemos acudir a consulta.
Todo el mundo ha sentido alguna vez ansiedad: nervios ante un examen, tensión en el trabajo porque algo no ha salido como estaba previsto, hormigueo en el estómago al ver a una persona que nos gusta. La ansiedad no es más que un recurso que el cuerpo humano utiliza para hacer que actuemos y nos enfrentemos a diferentes situaciones y que saquemos el mejor rendimiento de nosotros. Así, por ejemplo, nos ayuda a estar atentos al hablar en público, a mantenernos concentrados en un examen o a estar alertas ante una situación peligrosa. Sin embargo, hay veces que esa misma tensión provoca el efecto contrario en nuestro organismo e impide que nos enfrentemos a cualquier situación. Es entonces cuando se padece un trastorno de ansiedad. Los test que presentamos a continuación tan solo son orientativos y carecen de valor diagnóstico. Eso sí, en caso de que sus puntuaciones estén por encima de la media, la recomendación es visitar a su médico.
Test Psicométrico de ansiedad de Hamilton
Valore según la puntuación que aparece de 0 a 4, la intensidad con que se cumplieron (o no) en el último mes los síntomas que se describen en cada uno de los apartados y súmelos al final del test.
0. Ausente
1. Intensidad ligera
2. Intensidad media
3. Intensidad elevada
4. Intensidad máxima (invalidante)
1- Humor ansioso: Inquietud. Expectativas de catástrofe. Aprensión (anticipación temerosa). Irritabilidad.
2- Tensión: Fatigabilidad. Imposibilidad de estar quieto. Reacciones de sobresalto. Llanto fácil. Temblores. Sensaciones de incapacidad para esperar.
3- Miedos: A la oscuridad. A personas o lugares desconocidos. A quedarse solo. A los animales. A la circulación. A la muchedumbre.
4- Insomnio: Dificultades de conciliación. Sueño interrumpido. Sueño no satisfactorio, con cansancio al despertar. Sueños penosos. Pesadillas. Terrores nocturnos.
5- Funciones Intelectuales (Cognitivas): Dificultad de concentración. Mala memoria.
6- Humor depresivo: Pérdida de interés. No disfruta del tiempo libre. Depresión. Insomnio de madrugada. Variaciones anímicas
7- Síntomas somáticos musculares: Dolores en todo el cuerpo. Rigidez muscular. Sacudidas musculares. Rechinar de dientes.
8- Síntomas somáticos generales: Zumbido de oídos. Visión borrosa. Oleadas de calor o frío. Sensación de debilidad. Sensaciones de pinchazos y hormigueos.
9- Síntomas cardiovasculares: Taquicardia. Palpitaciones. Fuerte dolor en el tórax. Sensaciones frecuentes de "baja presión" o desmayos. Extrasístoles (arritmias cardíacas).
10- Síntomas respiratorios: Opresión en el pecho. Sensación de ahogo o falta de aire. Suspiros. Disnea (dificultad para respirar).
11- Síntomas gastrointestinales: Dificultades para evacuar el intestino. Gases. Dispepsia: dolores antes o después de comer, ardor, hinchazón abdominal, nauseas, vómitos, constricción epigástrica. Cólicos, espasmos abdominales. Diarrea. Pérdida de peso. Estreñimiento
12- Síntomas genitourinarios: Micciones frecuentes o imperiosas. Amenorrea (falta del período menstrual). Metrorragia (hemorragia genital). Frigidez. Eyaculación precoz. Impotencia. Ausencia de erección.
13- Síntomas del sistema nervioso: Boca seca. Accesos de enrojecimiento. Palidez. Tendencia a la sudoración. Vértigos. Cefalea (dolor de cabeza). Tensión.
14- Conducta en el transcurso del test: Tendencia al abatimiento. Agitación: manos inquietas, juega con los dedos, cierra los puños, tics, aprieta el pañuelo en las manos. Inquietud: va y viene. Temblor en las manos. Rostro preocupado. Aumento del tono muscular o contracturas musculares. Respiración entrecortada. Palidez facial. Traga saliva. Eructos. Taquicardia o palpitaciones. Ritmo respiratorio acelerado. Sudoración. Pestañeo.
Si su puntuación es igual o mayor a 18 se recomienda consultar con un especialista para que realice un diagnóstico, ya que puede estar padeciendo un Trastorno de Ansiedad.
Test de Ansiedad Generalizada (T.A.G)
Este Test esta basado en los Criterios de Diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV-TR). Las respuestas tan solo deben ser SI o NO.
A. ¿Sufre usted de ansiedad y preocupaciones excesivas sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que tienen una duración mayor a seis meses?
B. ¿Le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación?
C. La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:
- Nerviosismo, inquietud o impaciencia
- Fatigabilidad (cansancio) fácil
- Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
- Irritabilidad
- Tensión muscular
- Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar o mantener el sueño o sensación al despertarse de sueño no reparador
D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de su actividad:
Si ha respondido que SI a los criterios A, B y D, y por lo menos a 3 de las cuestiones del apartado C, Usted cumple con algunos criterios de diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Recuerde que estos test son orientativos, pero debe consultar a su médico si está fuera de los rangos de normalidad que se han descrito.

04 septiembre 2006

Riesgo de desarrollar enfermedad maníaco depresiva

La enfermedad maníaco depresiva, forma parte del grupo de enfermedades psiquiátricas, en las que se presenta un trastorno severo del estado de ánimo en forma recurrente, manifestado por estados cambiantes de depresión y ansiedad, pero también ciclos de euforia y excitación.

La frecuencia en la presentación de la enfermedad maníaco depresiva, en pacientes a quienes inicialmente se les diagnostica depresión, ha sido poco estudiada dentro de los desórdenes psiquiátricos. Se estima que la posibilidad de que una depresión progrese a manía, es de 5% a 10%; sin embargo se conocen reportes con cifras muy diferentes, en los cuales el porcentaje de pacientes con depresión repetitiva que progresan a manía, es mucho mayor.

Queriendo saber más acerca de la relación de estas dos enfermedades, se llevó a cabo un estudio multicéntrico prospectivo, con seguimiento a 15 años, de 74 pacientes con edad promedio de 23 años.

El estudio se centró en tres aspectos principales: primero, saber cual es el riesgo que tiene un paciente que ha sido hospitalizado por depresión repetitiva, de desarrollar en 15 años manía ó hipomanía. Segundo, cual puede ser la característica clínica asociada con el desarrollo de trastorno depresivo ó enfermedad bipolar. Por último, esclarecer la relación del uso de antidepresivos con la conversión de depresión repetitiva a enfermedad maníaco depresiva.

Se encontró que durante el tiempo del estudio, 14 pacientes presentaron al menos un episodio maníaco agudo y 19 presentaron uno ó más crisis maníacos leves. Los criterios significan que 33 pacientes desarrollaron manía o hipomanía durante el seguimiento.

No se encontró relación significativa entre el uso de antidepresivos y cuadros de manía después de haberse diagnosticado depresión repetitiva. Tampoco se encontró influencia de otros factores como sexo, edad, antecedente familiar de enfermedad maníaco depresiva, enfermedades del afecto ó consumo de drogas estimulantes del sistema nervioso central.

Los autores concluyeron que adolescentes y adultos jóvenes con diagnóstico de depresión repetitiva tiene un gran riesgo aumentado desarrollar enfermedad maníaco depresiva en los 15 años siguientes al diagnóstico de depresión, por lo cual requieren vigilancia cercana.
Revista Latinoamericana Virtual de Psiquiatría, Neurología y Neurociencias

Síndrome de intestino irritable

Los trastornos del aparato digestivo ocurren con mucha frecuencia; es común escuchar: me tome unos tragos anoche y amanecí con diarrea o tengo varios días sin ir al baño pero eso es todo el tiempo, ya me acostumbré, vivo constantemente con unos retorcijones de tripas, ya me dieron a tomar algo que le prestó a mi hermano y no dejó de hacer.

Generalmente nos automedicamos y nos desesperamos porque el cuadro no mejora, estamos tirando piedras con los ojos vendados. Los trastornos gastrointestinales son muy variados y de múltiples causas y uno de los más frecuentes es el que se conoce como Colon Irritable, término con el que particularmente no estoy de acuerdo, porque su sintomatología y los trastornos de la motilidad no se limitan exclusivamente al colon, abarca a todo el tracto gastrointestinal, por lo que prefiero utilizar un término más amplio: Síndrome de Intestino Irritable.

¿Qué es el síndrome de intestino irritable?

Como todo síndrome, es un conjunto de signos y síntomas, alteraciones crónicas que involucran a todo el tubo digestivo pero que sus manifestaciones más evidentes son a nivel del colon, con alta frecuencia en adultos y con predominancia en sexo femenino; afecta aproximadamente al 22% de la población y parece deberse principalmente a factores psicosociales e incluso a determinado perfil psicológico de personalidad con tendencia al estrés.

Si bien es cierto que todas las personas con diagnóstico de Intestino Irritable sufren o están sometidas a distintos niveles de estrés y/o a determinados alimentos, no todas las personas con estrés presentan esta enfermedad, por lo cual pareciera existir un intestino más susceptible a la acción del estrés y determinados alimentos que otros. El cuadro clínico del Intestino Irritable está formado por dolor abdominal, estreñimiento, diarrea o alternancia entre estreñimiento y diarrea, meteorismo o flatulencia por la gran producción de gases en el intestino que puede llevar a una distensión del abdomen, relacionado con el estrés, ansiedad, depresión. Sin que se demuestre una alteración anatómica o metabólica.

Causas

No hay una causa específica de este trastorno, se produce por la interacción de un conjunto de circunstancias, siendo las más importantes el estrés y determinados alimentos. La persona que sufre de Intestino Irritable, por lo general conoce que el consumo de ciertos alimentos empeora su cuadro, lo cual podría explicarse por una particular intolerancia en grado variable, siendo más frecuente al trigo, productos lácteos, café, cafeína, chocolates, alimentos ricos en grasas, refinados, frutas confitadas, sopas de sobre, alcohol y bebidas gaseosas.

El estrés puede afectar a cada persona de manera muy diferente, alguna con taquicardia, ansiedad, pánico, dolores de cuello y espalda, etc. Pero en las personas con intestino irritable pareciera ser que el intestino es el órgano de choque de las emociones debido a su mayor sensibilidad, respondiendo en forma exagerada a estímulos que a otras personas no les produciría ninguna alteración. No olvidemos que la motilidad intestinal está controlada por los nervios y las hormonas.

Sin embargo para el diagnóstico de Intestino Irritable se deben descartar todas las alteraciones morfológicas y metabólicas que pudieran estar causando los síntomas.

Consejos útiles si sufre de Intestino Irritable

Si ha tenido un diagnóstico médico de Intestino Irritable y presenta estreñimiento, diarrea leve o alternancias de estreñimiento y diarrea, debe aumentar el consumo de fibras mediante la ingesta de alimentos ricos en fibras y a los cuales no tengas intolerancia, como pan integral, frutas con piel, verduras, salvado o afrecho de trigo mezclado con líquidos o los alimentos; es importante que determine qué alimentos se relacionan con la aparición del cuadro, es aconsejable no masticar chicles, ni ingerir bebidas gaseosas ni alcohólicas porque pueden agravar los síntomas; debe elaborar una dieta baja en grasa, evitar las comidas copiosas, es preferible que coma menos pero con más frecuencia, comiendo despacio y masticando bien los alimentos. Aumente la ingesta de agua sobre todo si predomina el estreñimiento. Practique un régimen regular de ejercicios, trate en lo posible de manejar adecuadamente el estrés si le es imposible evitar las situaciones estresantes; practique ejercicios de relajación, la meditación y el yoga pueden serle útiles.

Carlos Basanta
Correo del Caroní